El copiloto del avión de Germanwings estrellado el martes en los Alpes franceses con 150 personas a bordo inició el descenso de forma manual e «intencionada», indicó el jueves el fiscal de Marsella.
El comandante del vuelo salió de la cabina, al parecer para ir al servicio, y después no pudo volver a entrar, explicó el fiscal, Brice Robin. Después de que el comandante saliera, el copiloto Andreas Lubitz activó de forma manual e «intencionada» el descenso del avión y lo llevó contra las montañas.
El copiloto, de nacionalidad alemana, parecía tener «intención de destruir el avión», señaló el procurador, y se negó «de forma voluntaria» a abrir la puerta.
Esa información se obtuvo de la grabadora de voz de la cabina, que no registró ninguna palabra del copiloto después de que el comandante abandonara la cabina.
«Había silencio absoluto en la cabina», indicó Robin.
En los últimos minutos del descenso de la aeronave se oyeron golpes en la puerta mientras sonaban las alarmas, añadió.
Justo antes de que el avión se estrellara contra las escarpadas laderas alpinas, la grabación registró los gritos del pasaje.
Las 150 personas que iban a bordo de la nave murieron, y las tareas de identificación de las víctimas ya han comenzado, señaló el fiscal.
Las conversaciones grabadas entre los dos pilotos, explicó el fiscal, comenzaron siendo corteses. Pero las respuestas del copiloto se tornaron «lacónicas» cuando el capitán comenzó a preparar los planes de aterrizaje a mitad del vuelo.
Las autoridades alemanas se encargaron de la investigación sobre el copiloto, dijo el fiscal de Marsella, declinando dar detalles sobre el origen o la religión del piloto. «No creo que sea necesariamente lo que debamos estar buscando», dijo.
En la localidad alemana de Montabaur, conocidos de Lubitz dijeron que estaba al final de la veintena y no mostraba signos de depresión cuando le vieron el pasado otoño, cuando renovó su licencia de piloto de planeadora.
«Estaba contento, tenía el empleo con Germanwings y le iba bien», comentó un miembro del club de planeadoras, Peter Ruecker, que le había visto aprender a pilotar. «Daba buenas sensaciones».
Lubitz obtuvo su licencia de piloto de vuelo sin motor cuando era adolescente y fue aceptado como piloto en prácticas en Lufthansa tras titularse en una estricta escuela preparatoria alemana, dijo Ruecker. Describió a Lubitz como un joven «bastante tranquilo», pero amistoso.
Lufthansa ha rechazado identificar a los dos pilotos, pero explicó que el copiloto se incorporó a la compañía de bajo coste en septiembre de 2013, justo al terminar su formación, y había volado 630 horas.
El capitán tenía más de 6.000 horas de vuelo y estaba en Germanwings desde mayo de 2014, dijo Lufthansa añadiendo que antes había volado con aeronaves de su compañía y de Condor.
El Airbus A320, que cubría la ruta entre Barcelona y Duesseldorf, comenzó a descender inexplicablemente desde una altitud de crucero y se estrelló contra una zona de montaña remota en los Alpes franceses, matando a las 150 personas que iban a bordo.
Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, las aerolíneas de Estados Unidos no permiten que un piloto se quede solo en cabina. El procedimiento estándar es que si uno de los dos sale — por ejemplo al servicio — un asistente de vuelo ocupe su lugar en la cabina. No estuvo claro de inmediato si las aerolíneas europeas han adoptado la misma práctica.
El director ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, describió a los pilotos como » experimentados y entrenados» durante una rueda de prensa el miércoles por la noche en Barcelona.