Busco la patria de la que tanto hablan y no logro encontrarla o quizá está tan maltrecha que no la reconozco. Miro las colas de madres y personas humildes que diariamente tienen que dedicarse a tiempo completo a comprar los productos básicos. Escucho los comentarios de todos los consumidores cuando se enfrentan al nuevo precio frente a una caja para saber cuánto de su abasto tiene que devolver porque no alcanzan los reales. Observo a la gente prevenida en las calles esperando siempre lo peor y sabiendo que la estadística de la criminalidad lo asecha en todas partes. En la oscuridad de los apagones cotidianos obviamente tampoco se puede ver. Busco la patria detrás del concierto diario de “no hay” que ya se dice con tonos de burla y resignación.
Tampoco la consigo detrás de las rejas donde han ido a parar estudiantes, profesionales, amas de casa, empresarios, alcaldes y políticos, por el solo hecho de hacer oposición o tan solo trabajar y producir. Mucho menos está en la incertidumbre de tantos jóvenes que han sido obligados por las circunstancias a emigrar o en la angustia de los que se quedan sin saber cuál es su futuro. ¿Será que la patria es esa lista desconocida de cadiveros de maletín denunciados por los propios voceros revolucionarios que dilapidaron los dólares del pueblo impunemente? ¿O será la lista de funcionarios y militares con cuentas y bienes en el exterior?
No queda nada ya para comenzar a construir un concepto de nación. El imperio gringo nos sigue comprando el petróleo que sostiene todavía lo poco queda de economía nacional. Mientras que el imperio chino nos presta plata a borbotones para seguir sosteniendo el gasto público. Los medios ya no pueden ser culpables de nada porque casi todos responden a los intereses de Big Brother. El pasado son ellos mismos, o sea, nada menos que Chávez. Entonces, ¿Quién se responsabiliza de este desastre? Es sabido que el truco del socialismo es inventar una eterna transición que le permita decir que las pocas cosas buenas son gracias al nuevo modelo mientras que todo lo malo es culpa de la vieja estructura que no termina de desaparecer. El enemigo interno es la guerra económica y el enemigo externo es Obama. Formula vieja de toda izquierda irresponsable cuya única política es la de tratar de tapar su fracaso. Pero el único culpable es Nicolás quien creó un dólar que ya pisa los doscientos bolívares devaluando los sueldos y ahorros de la clase trabajadora como nunca antes se había visto. Ni la escasez, ni la inflación, ni la delincuencia ni la censura y la persecución son culpa de los Estados Unidos. Ya son más de quince años de supuesta revolución manejando todo el poder y todo el dinero. Asuman al menos los resultados y rectifiquen el rumbo antes que quedemos devastados, no por una guerra, sino por la incapacidad oficial.
No es la patria sino la plata, lo que defiende la cúpula podrida oficialista, utilizando para ello a parte de la población que ahora tiene que hacer cola también hasta para firmar una petición en defensa de sus propios verdugos. Si la patria es el hombre, como decía Alí, entonces quedó reducida al bachaqueo, a la delincuencia y al servilismo monocolor. Por ahora, solo puedo ver la patria en la nobleza de un pueblo oprimido que sabrá despertar y que usará el voto como arma para castigar a quienes destruyeron el país. La patria hoy es esperanza, ciertamente, pero de cambio.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
