La única institución de educación primaria en Bobare arribó al 65 aniversario de su fundación con una estabilidad formidable por la cooperación e interacción de escuela y comunidad. Sin embargo, requieren la ayuda gubernamental en función de rehabilitar algunos espacios de la infraestructura que presentan patologías.
La escuela media jornada Francisco de Miranda cuenta con una matrícula de 1.354 estudiantes de educación inicial y primaria. Afortunadamente, transcurre sus procesos académicos con normalidad y se beneficia con un servicio puntual del Plan de Alimentación Escolar.
El protagonismo de la comunidad en la gestión operativa del plantel ha sido punto a favor para la estabilidad educativa. Con ayuda de docentes y representantes, la escuela ha reparado 16 baterías de baños, construyó una cava cuarto y remozó la cocina, rehabilitó el piso de la entrada principal, edificó la cerca perimetral y construyó una zona de espera techada provista de bancos largos.
Lázaro Méndez, director encargado de la escuela, expuso que a pesar de las dificultades y la desatención de los organismos oficiales han podido salir adelante con la ayuda de la comunidad.
“En la familia mirandina siempre ha prevalecido el valor de la unión. Entre todos construimos nuestra escuela en función de brindar una educación de calidad”, apuntó.
Por su parte, la subdirectora Doris Colmenárez, adicionó que la institución posee avances académicos como la publicación de un suplemento educativo y la instalación de comisiones de ambiente, disciplina, salud y deporte.
Infraestructura vulnerable
En cuanto a las necesidades, los directivos informaron que el principal problema que adolece la institución es el techado, cuya estructura no ha sido rehabilitada desde que se edificó, en el año 1950.
Requieren la sustitución del tejado. Las precipitaciones han dejando fracturas en el longevo techo de madera y en las paredes de seis salones. También existe el mismo inconveniente en un área anexa de la institución, donde el zinc se ha debilitado por su tiempo de uso. Temen que la estructura se vea comprometida por la acumulación de agua.
Además necesitan el techado de la cancha. El fuerte clima de Bobare ha producido malestar en algunos alumnos que asisten a educación física por las tardes.
Ambos problemas reposan en físico en los despachos de Corpolara, FEDE y Gobernación, pero ningún organismo ha respondido.
Por otra parte, reclaman el servicio del agua. En ocasiones deben ser suspendidas las actividades por falta del vital líquido. La institución es surtida por camiones cisternas adscritos a Hidrolara, pero el servicio es bastante irregular.
La comunidad escolar espera por respuestas puntuales y oportunas de los organismos adscritos al ministerio de Educación; incluso, requieren con urgencia la construcción de tres aulas más a fin albergar los aumentos anuales de matrícula.
