Tal como advierte Víctor Álvarez:
En el caso del petróleo, el Estado -al ser el propietario de las riquezas del subsuelo- recibe una renta cuyo contenido económico es la captación de un plusvalor La primera alteración en el ADN de una economía rentista la encontramos en un ingreso en divisas que no es fruto del esfuerzo productivo. Este súbito ingreso confiere una capacidad de compra superior a la que pudiera resultar de la distribución del ingreso generado por los factores productivos internos. La inyección de la renta internacional a la circulación nacional origina una demanda que no puede ser abastecida por el precario aparato productivo local.
Más adelante se refiere a las aberraciones de nuestra política cambiaria y la tendencia especulativa e inflacionaria:
Debido a la presión inflacionaria que ejerce el desequilibrio entre la pujante demanda y la rigidez de la oferta, se recurre al anclaje cambiario como instrumento de política antiinflacionaria. Al congelar el precio oficial de la divisa se abaratan las importaciones que se hacen con ese dólar subsidiado, pero esto termina siendo “pan para hoy y hambre para mañana” debido a que el dólar barato estimula toda clase de importaciones que frenan y desplazan la producción nacional.La situación hace crisis cuando se retrasa la liquidación oportuna de divisas y se activa de inmediato un mercado paralelo hacia el cual se desplaza la demanda insatisfecha. En la aberración genética del paralelo, los especuladores cambiarios encuentran el caldo de cultivo perfecto para amasar grandes ganancias, al disparar el tipo de cambio muy por encima de la tasa oficial. Este enorme diferencial es causa de una de las más perniciosas patologías inherentes a la lógica parasitaria e inmoral del capitalismo rentístico, la cual se expresa en los ilícitos cambiarios y fraudes que se cometen en contra del interés nacional. La sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, las importaciones ficticias por empresas de maletín, la reventa del cupo electrónico, los raspatarjetas, son la expresión al mayor y al detal de las taras que puede desarrollar una economía rentista.
La imposibilidad de la siembra del petróleo
En Venezuela hemos tenido dos visiones enfrentadas sobre el petróleo, una visión capitalista, como la manifiesta Arturo Uslar Prieti, que considera al petróleo como un capital, nuestro capital que se está agotando y que es necesario reinvertir exclusivamente en actividades productivas y que el gasto público debe cubrirse con los impuestos que se le cobra a la clase dominante. Por el contrario existe la visión populista que nos señala que el petróleo antes que todo debe servir para saciar las necesidades del pueblo venezolano: alimentación, educación, salud. Sin embargo ambas visiones han funcionado en Venezuela.
Desde que surge la industria petrolera en Venezuela y el Estado asume la responsabilidad de administrar los recursos correspondientes (impuestos y rentas) se generó toda una discusión sobre cuál debía ser el destino de los mismos. Anterior a julio de 1936, cuando en un editorial del diario “Ahora” Arturo Uslar Pietri utiliza por primera vez la consigna “Sembrar el Petróleo”, ya había un tratamiento exhaustivo de este tema.Continuará…