David González, compositor, arreglista, director, bajista, trombonista, timbalero y cantante, visitó nuestra sala de redacción para presentarnos su primera producción discográfica titula Ahora me toca mí.
El joven caraqueño, luego de un amplio recorrido por el universo musical, alza vuelo con su álbum de ocho temas al son de la salsa dura.
González, proviene de una familia de músicos, sus progenitores, Verónica Rey ex-cantante de la Orquesta Los Melódicos y David González, un excelente bajista venezolano.
Se destacó como primer trombón y director de la Orquesta de salsa infantil Salserín.
Formó parte de la Orquesta Sinfónica José María Vargas y de las agrupaciones Andy Duran y su latín jazz, El Big Band de las Américas, Jerry Weil, María Teresa Chacín, Orquesta Los Adolescent`s, Porfi Jiménez big band jazz, Porfi Jiménez y su Orquesta, Aditus, Sergio Pérez, Magia Caribeña, entre otras, además de músico invitado en la Orquesta Filarmónica Nacional.
Recibió clases de Armonía y Orquestación con el maestro Aldemaro Romero y ha acompañado a los maestros Cheo Feliciano, Soledad Bravo, Roberto Blades, Luís Fonsi, Ismael Miranda, entre otros. Actualmente integra la fila de trombones de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas.
-¿Luego de ser parte de diversas agrupaciones, experimentar varios géneros, qué considera ha marcado su carrera?
-De cada una de las experiencias que he tenido no pudiera decir cuál ha sido la mejor pero sí hubo maestros que marcaron mi carrera como Porfi Jiménez, quien era muy estricto con la interpretación musical, si algo no sonaba bien paraba el ensayo y si estábamos en vivo, era capaz de formarle un lío a cualquier músico. Con el maestro Andy Durán me siento muy agradecido porque confió en mí cuando apenas era un adolescente, me permitió tocar jazz latino y hacer solos de trombón.
-¿Qué le ha permitido ser tan versátil?
-Eso se lo debo a mi padre, el maestro que me enseñó a oír toda clase de música, desde salsa brava hasta música sinfónica. Siempre despertó mi curiosidad. En la casa escuchaba diversidad de géneros y en el conservatorio me formaba académicamente. Eso me ha permitido interpretar cualquier tipo de música y ser parte de agrupaciones de jazz, salsa, rock, música venezolana y sinfónica.
-¿Qué significó pasar por el Conservatorio?
-El Conservatorio o la preparación académica influye mucho y es muy importante, sobre todo en el músico popular. Se aprenden las técnicas exactas para ejecutar un instrumento y se prepara el oído. Le sugiero a todo niño pasar por algún Conservatorio de Música. Allí está la base de todo.
-Ejecuta distintos instrumentos, ¿cuál le colma más?
-Comencé desde muy niño con el trombón, sin duda, me gustó la percusión latina. El bajo lo aprendí a tocar solo. El piano fue una materia obligada. El predilecto para mí es el bajo. Me llena completamente.
-¿Cómo surge el disco?
-Es una inquietud de muchos años, después de acompañar tantos artistas y ser parte de varias agrupaciones, me decidí a hacer música propia. Hice un trabajo de hormiguita, recolecté composiciones y letras. Ahora me toca a mí llevarle música al público.
-¿Qué tipo de salsa?
-Es salsa dura con un sonido y un timbre dedicado al bailador del género. Es salsa para bailar, las letras no son románticas si no de contenido social, urbano. Son ocho temas bailables y un tema instrumental; trombón solista.
-¿Influencias musicales en el disco?
-Por supuesto, Rubén Blades y Willie Colón, artistas que admiro desde niño. Mis arreglos se asemejan a esos estilos. El disco Fue grabado en el estudio Francisco Requena en Caracas, bajo mi dirección. En quince días aproximadamente estará en la calle. En Venezuela tenemos una fábrica de salsa.