Seguro, limpio e iluminado. Esos elementos deben caracterizar cualquier espacio público. De lo contrario, el olvido se abre paso entre lo que pudiera ser un lugar para el esparcimiento.
El Parque Juan Bautista de la Salle o Concha Acústica, situado en la carrera 17 con calles 22 y 23, impresiona por el temor que genera recorrer sus espacios. Desierto, solitario, guarida de bandidos e indigentes.
No hay quien sea tan arriesgado como para caminar de un extremo a otro. Según registros de EL IMPULSO, desde hace más de una década no se realizan actividades de ningún tipo en el lugar. El parque fue construido en 1963 por el arquitecto Carlos Jara Calderón, tiene una entrada principal con rejas de hierro forjado al estilo inglés con una plazoleta y caminerías a los lados.
En un pasado fue escenario de destacados artistas. Hoy en día es simplemente un sendero desolado, sin nada qué ofrecer a los ciudadanos, pese a limitar con el Casco Histórico, el Consejo Legislativo del estado
Lara y unas 85 viviendas.
El módulo policial más cercano está a 300 metros. Adoquines levantados, basura, monte, banquitos deteriorados y luminarias rotas, dan cuenta del incuestionable abandono.
¿Por qué las autoridades no invierten en los espacios y monumentos que atesora la ciudad, que mueren de mengua, en lugar de privilegiar propuestas efímeras?
El parque fue atendido hace cinco años, cuando más de 100 funcionarios de la GNB fueron convocados por el gobierno local para su rehabilitación.
Unas 300 toneladas de basura habrían retirado del lugar. Sin embargo, no se programaron eventos.
La Concha Acústica aguarda por el dinamismo que le pudieran brindar los espectáculos deportivos, culturales y sociales.
