Hasta hace muy poco, Venezuela era tierra netamente beisbolera, pero desde hace algún tiempo, el deporte rey no sólo ha ido ganando popularidad y fanaticada, sino que también se han venido viendo las cosechas de una siembra de talentos criollos que se lucen dentro y fuera de nuestras canchas, enalteciendo el tricolor nacional y demostrándole al mundo entero que aquí también se juega fútbol
Jhon Chancellor, el protagonista de esta historia, es un vivo ejemplo de ello. Un chamo constante y dedicado que sabe sacarle sonrisas a un público orgulloso que corea su nombre y le manda entre gritos y consignas las mejores energías, ese que, con fe y fidelidad, semana tras semana celebra en grande los aciertos de su ídolo, llora sus infortunios y lo anima a seguir adelante, demostrándole su gran admiración y haciéndolo sentir como en casa aunque en realidad esté a kilómetros de distancia.
A diferencia de muchos, Jhon no fue de esos niños que comenzó a patear pelotas antes de aprender a caminar, ni mucho menos de aquellos que, sin siquiera tener noción de lo que significa la palabra “profesión”, soñaba con convertirse en futbolista profesional, por lo que algunos piensan que comenzó un poco tarde, mientras muchos aseguran que es el vivo ejemplo de que “El tiempo de Dios es perfecto”.
De chamito le gustaban todos los deportes, de hecho, mientras estudiaba bachillerato era de esos que esperaba con ansias la llegada de los juegos intercursos para inscribirse en cuanta competencia existiera. Por su tamaño, era siempre uno de los primeros en ser escogido y por sus destrezas era el eterno favorito, su pasión lo convertía en el más aguerrido de los jugadores y su constancia lo hizo trabajar sin descanso hasta convertirse en el ídolo de multitudes que hoy es, ese que le regala alegrías a un estadio entero y enorgullece a su familia mientras le aporta mucho más que un granito de arena al equipo crepuscular.
¿Quién es Jhon Chancellor?
Este hijo del estado Bolívar, nació en la Ciudad de Puerto Ordaz hace 23 años, en el seno de una familia numerosa que le dio el privilegio de crecer rodeado del más puro de los afectos. Antes de él, dos hermanos varones que creyeron en su talento desde el primer momento en el que lo vieron correr detrás de un balón, después de él, dos hermanas menores que supieron llenarlo de halagos, cariños y bendiciones.
Como buen futbolista, comenzó siendo el chamo prodigio de las caimaneras de su calle, esas que lo obligaron a abrir los ojos y descubrir, a los 15 años, que el fútbol era su verdadera vocación y, aunque de niño no tuvo una escuela que lo ayudara a pulir su talento, al cumplir la mayoría de edad logró debutar con mérito propio en Primera División, para empezar a formar parte de la plantilla oficial de Mineros de Guayana.
Así, comenzó aquella carrera en ascenso que, aunque en un principio no fue tan fácil por la falta de técnicas que tenía, su estatura, destrezas e inmensas ganas de llegar a ser un grande del engramado terminaron rindiéndole honores a sus habilidades innatas, permitiéndole ingresar a las filas de la Sub17 guayanesa, para luego ir aprendiendo cada día más hasta convertirse en uno de los futbolistas criollos más codiciados de los últimos tiempos.
Así, tras subir a la Sub20, llegaron las invitaciones formales para que asistiera a los entrenamientos de la Primera División, y fue justo ahí cuando comenzó a probar las mieles de lo que era ser un verdadero atleta de alto rendimiento, convirtiéndose finalmente en el central titular del Club Deportivo Lara, capitán ocasional del equipo crepuscular y promesa indiscutible de la selección tricolor.
Entre cuentos y confesiones
En comparación con otros deportes, ¿Qué fue lo que te atrapó del fútbol?
La gran movilidad que exige el deporte, que me permite estar siempre activo y el contacto físico
¿Cuáles han sido tus mejores momentos como jugador?
Cuando debuté en Primera División, cuando me llamaron a la Selección Sub 20 de Venezuela, cuando le marqué gol a mi antiguo equipo aquí en el Metropolitano y cuando me llamaron a las mayores de la Vinotinto.
¿Qué le agradeces al fútbol?
Primero que nada muchos compañeros que se convierten en grandes amigos, toda esa gente que me recibe con cariño en diferentes lugares como si me conociera de toda la vida y la felicidad que le regalo a mi familia al verme hacer las cosas bien.
¿Cuál es el aporte que tú le haces al deporte?
El ejemplo de constancia y dedicación que le doy a la juventud venezolana
¿Qué características debe tener un buen jugador?
Ser cuidadoso de sí mismo, llevar una vida sana y libre de vicios. Debe ser muy constante y levantarse siempre así se caiga, pierda o se lesione una y mil veces
¿Cómo sería para ti el juego perfecto?
Ahorita mi seño de juego perfecto es ese en el que el Deportivo Lara queda campeón, con mi familia orgullosa de mí apoyándome desde las gradas.
¿A quién admiras?
A Vallenilla Pacheco por enseñarme tantas cosas, a Vicente Suanno por ser tan centrado y fuerte mentalmente y a Miguel Mea Vitali por ser un excelente jugador. Internacionalmente, admiro a Zidane, Lúcio, Ronaldo y Ronaldinho
Para ti, ¿Cuál es el mejor equipo del mundo?
El Barcelona… Aparte del Deportivo Lara (risas)
“Por mi tamaño siempre me animaban a practicar básquet, voleibol e, incluso, me decían que podía ser un buen pitcher, sin embargo yo siempre me sentí más atraído por el fútbol”
“Venirme al Deportivo Lara fue un paso importantísimo en mi carrera, me ayudó a madurar y despegar como futbolista. Aquí me permitieron tener la titularidad que nunca antes había tenido”
“Tener la oportunidad de vestir la camiseta de la Vinotinto y jugar con la selección de Venezuela es lo mejor que me pueda pasar en la vida”
