Que se haya logrado un acuerdo por unanimidad en el Consejo Nacional de Universidades realizado el pasado jueves 12 de marzo, puede traducirse en un mensaje de esperanza para las posibilidades de diálogo que día tras día, en medio de la crispación política que vive el país, se refuerzan como vía para enfrentar la crisis desde el punto de vista institucional y el respeto por las ideas.
Quiérase o no, es un ejemplo para quienes desde sus trincheras ideológicas banalizan o exaltan la Orden Ejecutiva promulgada recientemente por el presidente Barack Obama. El tema, en el entramado nacional y mundial, es complejo. Hay razones históricas, políticas, culturales, económicas y sociales que así lo confirman. La propia dinámica que encierra es concluyente en cuanto a sus posibles implicaciones. Pero que un buen número de docentes universitarios, desde diferentes posturas y con formación académica distinta hayan sido capaces de confluir y acordarse acerca de un tema álgido en el espectro de las relaciones EEUU- Venezuela, revela – insistimos – que pueden, efectivamente, tenderse puentes necesarios para avanzar por el camino de convergencias, por más disímiles que sean las diferencias.
Nunca antes se percibió con tanto énfasis, al calor de la decisión en cuestión, el espíritu de cuerpo que debe prevalecer en este tipo de instancias colegiadas cuando de decisiones trascendentes se trata. Puede entenderse, como una posibilidad, como una oportunidad, en términos estratégicos, para inaugurar una nueva política en materia universitaria, irradiable hacia el resto de los sectores del país. En la construcción de ese esfuerzo conjunto, en nuestra opinión, el plus o valor agregado, lo aportaron el propio Ministro- Presidente del CNU, Manuel Fernández, por un lado; y, por el otro, el Vicerrector Administrativo de la Universidad de Carabobo, José Angel Ferreira.
Aparte de los considerandos, de carácter principista, en torno a los valores nacionales, la soberanía y la paz. Los términos del acuerdo fueron los siguientes:
1. Denunciar por injerencista y lesionadora de la soberanía de la patria, la medida ejecutiva del gobierno estadounidense de señalar que “la situación en Venezuela constituye una amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y la política externa de Estados Unidos”, así como rechazar la orden ejecutiva emitida por el Presidente Barack Obama donde declara una “emergencia nacional para enfrentar esa amenaza”, que representaría nuestro país.
2. Reafirmar ante el mundo y los organismos de integración latinoamericana: Unasur, Alba, OEA, Mercosur, Celac, que la República Bolivariana de Venezuela es un Estado democrático soberano, independiente y es un territorio de paz.
3. Exhortar al fortalecimiento de la unidad nacional en favor de la paz y enviar este acuerdo a la Unesco y a las instancias de educación universitaria de los organismos de integración de la región. Exhortamos igualmente a que este acuerdo se lea en los Consejos Universitarios de las instituciones de educación universitaria del país.
4. Ratificar nuestros valores nacionalistas, democráticos, universitarios, soberanos y solidarios que nos unen y apuntalan el respeto y defensa de los derechos humanos de todos los venezolanos y las venezolanas ante cualquier instancia internacional y nacional.