Para recordar: “La tierra abrió su boca y los tragó a ellos, a sus familias, y a todos los hombres de Coré y a toda su hacienda (Números 16:32).
El titular de noticiaaldía.com, señala: “Hace casi un año, el avión de Malasya Airlines se lo “tragó” la tierra” (06/03/15). Hasta hoy, se dice que dicho avión se desvaneció el 8 de marzo de 2014, tras haber despegado de Kuala Lumpur con dirección a Pekín, desapareciendo con unas 229 personas.
Igualmente, el 26 de septiembre del mismo año, desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y según las noticias, se dice que los mataron calcinados en la localidad de Iguala, Guerrero, al sur de México.
Cuántos sinsabores han sufrido familiares y amigos por los desaparecidos. Entendemos que a estos jóvenes se les quitó la vida por protestar. Es lamentable que en nuestro país, a algunas personas, por la misma razón que los jóvenes de México, los encierren en una cárcel para que, prácticamente, se los “trague” la tierra.
Muy distinto a lo ocurrido con Coré, Natán, Abiram, porque se levantaron contra Dios, quien los guiaba y querían “eliminar” a Moisés y su hermano Aarón. A esos tres hombres, se les unieron otros 250; y parte del pueblo, y por ello se los tragó la tierra, y numerosos fueron consumidos por el fuego (ver Números 16).
El Diccionario Bíblico Adventista señala lo siguiente: “A Coré y a los que se le unieron se los tragó la tierra como «señal» o «escarmiento» para los demás (Número 26:10). Aunque Dios nos ama hasta la muerte, murmurar contra Él, apartarse de su Ley, trae sus consecuencias y ese día, por rebelión, murieron unas 14.700 personas.
Algunos toman este tipo de destrucción para acusar a Dios de malvado. Pero, ni siquiera el propio ser humano acepta que una persona sea tan mala y lo someten a la pena de muerte, cuando solo la vida le pertenece a Dios.
En tal sentido, el pastor Alejandro Bullón señala: “El amor de Dios es una cosa y la salvación, el juicio de Él es otra”. Dios está vivo, es celoso, perdonador, misericordioso y no quiere que ninguno se pierda (Éxodo 34:6,7 y Ezequiel 18:32).
En cambio hay gobiernos, seres humanos, que se endiosan tanto, o que se creen dioses, y los que no están con sus designios, los quieren execrar, eliminar o desaparecer.
Comparativamente, pareciera que la sensatez, el entendimiento, la cordura, la verdad, lo honesto, y muchos más, se los “tragó” la tierra. Tal vez por ello, hay tantas personas usando un lenguaje belicoso, de muerte entre otros humanos y violando la Ley de Dios, trastocando los derechos de otros seres humanos, y para eso no es el poder que se les da a los gobiernos.
Existe un desconocimiento de Dios y muchos se sienten poderosos, porque están rodeados de armas, verbos, leyes humanas que manejan a placer, y ¿se nos olvida que hay un Dios, quien gobierna el Universo?
No deberíamos dejarnos confundir, sobre el carácter de Dios, El no es malo, ni vengativo. De hecho, entregó a su Hijo para rescatarnos. Pero tampoco debemos estar dispuestos aceptar que otros, como “Coré, Natán y Abiram”, desafíen a Dios, o a otros humanos, y seamos muchos los que paguemos las consecuencias de esa conducta, porque Él Todopoderoso no puede ser burlado y no olvidemos: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7).
