No los queremos ni héroes, ni mártires. Las recientes medidas tomadas por el Presidente Obama contra funcionarios del gobierno, las interpreta el dúo Maduro-Diosdado, como “la antesala de un ataque militar”. En el hipotético caso de que ello ocurriera, el chavismo dirigente y la camarilla militar que los sostiene en el poder, creen que saldrían como “héroes y mártires” después del combate.
Maduro no es Allende, que fue un presidente con dignidad. Lo que sí está cerca de ser es un militar argentino. De aquellos que por el desastre en que convirtieron al país del tango, inventaron la guerra de las Malvinas. Imaginaban que aun perdiendo con el Reino Unido, su pueblo los convertiría en héroes.
Se están cumpliendo cincuenta años de las revueltas dominicanas de 1965, con el derrocamiento del Presidente Juan Bosch. Uno de los conflictos posteriores a la segunda guerra mundial. Santo Domingo estaba en el ojo del huracán de la bipolaridad con la cual Estados Unidos y la Unión Soviética querían repartirse el mundo.
Desde Calígula a Pinochet, el militarismo ha quebrado a los países donde se impusieron. Cuánto costó la transición hacia la democracia en la América Latina. Solo Cuba quedó atrapada con un régimen autoritario comunista. Venezuela es la excepción. En 1958 cayó la dictadura y ese mismo año, estaba electo el nuevo presidente.
Después de los errores cometidos por los norteamericanos de invadir países de su patio trasero, las represalias armadas quedaron atrás. La última fue en la Panamá de Noriega. Estados Unidos ha pasado según Juan Bosch, del imperialismo al pentagonismo. Ante represalias contra ellos, la inteligencia norteamericana investiga a sus adversarios, gobiernos violadores de los derechos humanos y aplica medidas.
No va a conseguir el régimen que un pueblo que sufre escasez de alimentos y medicinas, con presos políticos, exiliados, juventud en éxodo, empresa petrolera destrozada, con problemas de electricidad, moneda devaluada, soberanía entregada a Cuba, Rusia y China, variables que nos azotan, salga la mayoría a defender al gobierno.
Y mucho menos en este momento cuando sabemos que por los voluntarismos de Chávez, la postración de la Cancillería y los entusiasmos del gobierno de Guyana, que por el silencio de Caracas, ante los negocios que firma en el Esequibo, tierra venezolana, tenemos prácticamente esa reclamación perdida.
El antiguo Embajador en Guyana, Sadio Garavini di Turno, ha realizado una lucha titánica en favor de la reclamación venezolana. Pero son muy pocos los funcionarios diplomáticos de escuela o de carrera que permanecen en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Quedan si, ejemplares como Roy Chaderston, cuyas últimas declaraciones le han dado la vuelta al mundo por la violencia de sus palabras.
Herbert Spencer decía que “el culto al heroísmo es más fuerte donde hay menos libertad de conciencia”. Y mártires si son los muertos por el gobierno en el 2014 y los que ya llevamos este año.
