La muerte del fiscal Alberto Nisman hace dos meses remeció la política y la justicia en Argentina al suceder cuatro días después de presentar una grave denuncia contra la presidenta Cristina Kirchner: hoy su acusación está en un limbo y su fallecimiento sigue inexplicable.
En una sociedad fuertemente fragmentada en política como la Argentina de hoy, el caso Nisman refleja la sospecha generalizada hacia las instituciones, explicaron analistas consultados por la AFP.
Más del 80% de la población cree que nunca se sabrá cómo o por qué murió el fiscal, según los analistas.
La noche del domingo 18 de enero, Nisman, de 51 años fue hallado muerto en el baño de su apartamento en el exclusivo barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires, con un balazo en la cabeza disparado por una pistola Bersa calibre 22 prestada por su colaborador Diego Lagomarsino.
Cuatro días antes, el fiscal había acusado a Kirchner y al canciller Héctor Timerman de proteger a exgobernantes iraníes, entre ellos el expresidente Ali Rafsanjani, sospechosos del ataque explosivo con 85 muertos y 300 heridos en la mutual judeo-argentina AMIA, un crimen impune.
A 60 días parece más complicada la causa de la investigación de su muerte que la denuncia contra Kirchner.
El gobierno tildó la acusación de «mentira» sin fundamentos. Pero la retomó el fiscal Gerardo Pollicita. La rechazó por inexistencia de delito un juez y la apelación está ahora en manos de una Cámara Federal.
«La aprobación del Gobierno perdió cinco puntos, lo cual no es mucho para la magnitud del hecho», explicó a AFP el analista político Alejandro Catteberg, director de la consultora Poliarquía que en octubre cifraba la aprobación de la gestión de Kirchner en 40%.
Según la consultora Management & Fit (M&F), el impacto del caso Nisman provocó una caída en la aprobación de gestión presidencial de 33% a 30%, mientras que la desaprobación aumentó de 59% a 64%.
«El caso Nisman significó un daño importante para la imagen de Argentina internacionalmente. Pero adentro, acentuó la anomia social, falta de confianza en las instituciones», sentenció Catterberg.
La muerte del fiscal y la denuncia «siguen siendo el principal campo de batalla entre la Casa Rosada (gobierno) y el Poder Judicial» que lo desafía con acusaciones, dijo por su parte el analista político Rosendo Fraga.
Sospechas en todas direcciones
La fiscal que investiga esta muerte, Viviana Fein, la caratuló de «muerte dudosa» sin descartar homicidio, pero la familia del fiscal sostiene la hipótesis del asesinato.
La madre de Nisman, Sara Garfunkel y sus dos hijas menores de edad, presentaron una querella representadas por la exesposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado.
«Fue un magnicidio. Nisman no sufrió un accidente, no se suicidó, lo mataron», dijo la exesposa basada en una investigación paralela encargada a peritos privados.
El gobierno supuso primero un suicidio pero Kirchner y la calle alimentaron sospechas de crimen o suicidio inducido. Kirchner denunció que detrás de esta muerte hay un intento por involucrar al país en el conflicto de Medio Oriente.
La causa por el atentado también está envuelta en una maraña judicial con denuncias de encubrimiento, como una que recae sobre el expresidente Carlos Menem (1989-1999), entre otros.
En un país dividido entre los anti y los pro Kirchner, unos dicen que el crimen lo orquestó el Gobierno mientras que partidarios de la Presidenta denuncian un complot para derrocarla.
«La inmensa mayoría de los argentinos cree que este tema no se va aclarar rápidamente», dijo el consultor Jorge Giacobbe.
A la pregunta ¿usted tiene confianza en que la justicia pueda esclarecer la muerte de Nisman», un 42% responde «poca» y 36% «ninguna», según Poliarquía.
Piden verdad y justicia
El primer mes tras la muerte de Nisman fue uno de los más agitados en el segundo gobierno de Kirchner, y cerró con una multitudinaria marcha convocada por fiscales opositores.
Este miércoles el grupo Memoria Nisman hará un acto frente a los tribunales en Buenos Aires para reclamar justicia.
«Siete de cada 10 argentinos creen que la muerte de Nisman quedará impune. Más de la mitad piensa que las acusaciones contra Kirchner por encubrimiento son verdaderas», dijo el economista Matías Carugati de la consultora M&F.
Para colmo, una batalla legal abrió la exesposa contra la fiscal Fein al cuestionarla y reclamar que se la aparte de la investigación. A la vez no está claro por qué la jueza Arroyo Salgado pidió suspender peritajes claves.
«Lo ocurrido es de una gravedad institucional tan fuerte que difícilmente vaya a disiparse de la agenda pública», apuntó Carugati.