A El Carabobeño se le está agotando el inventario de papel, lo cual hace inminente el cese de su circulación dentro de nueve días, después de 81 años haciendo historia en el Periodismo venezolano.
Representantes del diario, aseguran han hecho gestiones ante el Complejo Editorial Maneiro, único proveedor para la compra de papel periódico en el país. Como resultado de anteriores solicitudes, les fue vendido en tres oportunidades cantidades ínfimas, que permitieron una corta circulación. Han intentado por todos los medios realizar una nueva solicitud, sin que hasta el momento haya sido posible una respuesta afirmativa.
En Venezuela, si no es con el Complejo Editorial Maneiro, se hace imposible editar un periódico. Los representantes de los molinos que operaban en el país hasta el año pasado prácticamente han desaparecido, en virtud de la imposibilidad de obtener las divisas necesarias para importar el papel a través de esas empresas internacionales.
Actualmente no es una alternativa comprar a proveedores internacionales porque para ello sería imprescindible disponer de unas divisas que el Gobierno no liquida. El Simadi es, por los momentos, inoperante a estos fines. Además su precio actual, que supera los 182 bolívares por dólar, incrementa sustancialmente los costos de producción de un diario, hoy día en 80 bolívares por ejemplar. Ni hablar del dólar paralelo, que ya superó la barrera de los 250 bolívares.
Pero, el Complejo Editorial Maneiro es sinónimo de incertidumbre. Nunca hay una respuesta oportuna, seguramente motivado a que el medio que solicita el papel mantiene una línea editorial que no rinde pleitesía al Gobierno.
La crisis de papel por la que atraviesa El Carabobeño es similar a la de muchos medios independientes del país. Reiteraron que se debe a la negativa del Gobierno nacional a liquidar las divisas aprobadas en su oportunidad, lo que hubiera permitido honrar la deuda contraída con los proveedores internacionales.
Todas estas razones fundamentan una nueva reducción en el número de páginas, decisión que les permitirá prolongar unos días más la existencia, mientras se buscan alternativas. Desde el viernes circulan en una edición de 32 páginas, que los domingos se mantendrá en 48.
En sus ocho décadas de trayectoria El Carabobeño ha enfrentado múltiples dificultades. Este diario nació en dictadura y su fundador sufrió los rigores del exilio, pero no cesó en su empeño de defender la libertad de expresión en el país, a cualquier costo, lo que lo convirtió en un baluarte del periodismo en la Venezuela democrática. Defender estos ideales es lo que coloca al Diario del Centro al borde del cierre, ante la intransigencia de un gobierno que no tolera la disidencia. Por el contrario, doblega a los medios para que cambien la línea editorial y los favorezcan con publicaciones casi diarias y desproporcionadas, de eventos que no pasan de ser un hecho propagandístico e ideologizante.