Durante un recorrido realizado por algunos de los principales centros de comercio y supermercados de la entidad, se pudo constatar la ausencia de las máquinas captahuellas, pese a la ratificación del Ministro de Alimentación, Iván Bello, sobre el proceso de instalación de 20.000 máquinas del Sistema Nacional de Captahuellas, con “el fin de garantizar el abastecimiento seguro y a precios justos de los productos venezolanos”.
Trabajadores de comercios en el centro de la ciudad que no quisieron ser identificados, expresan que están “estudiando el mercado y el comportamiento de los clientes ante una posible implementación de captahuellas”.
Expresó que “las personas se han acostumbrado al sistema por terminal de número de cédula, pares o impares según el día”, lo cual hace circular más rápido la cola, considerando que deben cancelar únicamente con dinero en efectivo los productos regulados.
Sin embargo, en oportunidades colocan en los anaqueles algunos alimentos de primera necesidad “cuando les llega suficiente”, y permiten a las personas cancelar dentro del establecimiento con normalidad.
Algunos supermercados esperan la posibilidad de que “desde Caracas traigan las máquinas y las instalen”, otros aseguran ya haber tenido conversaciones con proveedores de las mismas y estar esperándolas.
Algunos gerentes aseguran que “no implementarán ese sistema”.
Por otro lado, empleados de los locales visitados, coinciden en que los pañales son los productos que llegan “en menor cantidad y con más tiempo de espera” al mercado.
Usuarios
Personas que no quisieron dar a conocer su identidad, manifestaron su queja de estar durante más de cuatro horas en colas de supermercados para comprar papel higiénico y aceite.
Con respecto a la opinión que tienen en caso de la implementación del sistema captahuellas, algunos pensaron que “es lo mejor para acabar con las colas y que las personas no puedan comprar varias veces”. Sin embargo, otros usuarios dijeron “sería lo mismo, la corrupción no va a cambiar por eso”.
Atención preferencial
Radamés Urtiaga de 83 años de edad, asistió el día viernes en horas de la mañana a una feria en Barquisimeto, acompañado de su esposa de 72 años, donde compran quincenalmente.
Debido a la cola, que según expresa el usuario superaba la extensión de una cuadra bajo el sol, se aproximaron a la puerta del local para ingresar con atención preferencial.
La persona que controlaba el acceso con tickets se dirigió hacia ellos diciendo que “no podían ingresar de esa manera”, intentando sacarlos a la fuerza.
“Se supone que a ciudadanos de la tercera edad se les respeta”, expresó. Afirmó que por la puerta de salida, entran policías y bomberos que van a comprar y no hacen cola.