El gerente general de la cadena de tiendas Sandrita, Juan Carlos Corado, visitó EL IMPULSO, la tarde de ayer para aclarar que las denuncias formuladas por varios usuarios de las colas del viernes 7 de marzo y sábado 8 pasado, son totalmente falsas, por lo tanto gerentes y empleados son también víctimas de las colas.
“Ninguna autoridad del estado hace algo para acabar con “el bachaqueo”. 70% de las personas que están en la cola compran para revender”, explicó.
Corado añadió que tiene terminantemente prohibido marcar a las personas con marcador en las manos, brazos o cédula.
“Los mismos usuarios se organizan y se marcan, pero eso no les vale para nada porque la gente pasa a la tienda de 20 en 20. No nos asiste ninguna autoridad, ni fiscales, policías o guardias nacionales. Ningún policía marca a nadie en la cola”, enfatizó.
El gerente especificó que toda la venta es al detal. “Lidiamos con los revendedores y los árabes. La situación se nos escapa de las manos. Nadie controla nada”.
Sostuvo que la cadena implementó un sistema de cedulación, tras una alta inversión, a fin de que los usuarios tengan la opción de volver a comprar determinado producto cada dos días. “Aquí no discriminamos a nadie. Nosotros no acentuamos las colas. Los revendedores pernoctan en el lugar, comen y defecan a las puertas de la tienda. Ningún ente gubernamental pone orden”.
Declaró que las colas progresan lentamente debido al registro de las personas en el sistema de cedulación al momento de la compra.
Daños a la propiedad
Corado contó que usuarios violentos han roto la santamaría y vidrios de la tienda situada en la avenida 20 con 21 y 22. Hecho que también ocurrió en Sandrita de la avenida 20 con 27.
“La gente se vuelve loca cuando llegan los pañales. Ocurre por la reventa y la ganancia. Un paquete de pañales regulado a Bs. 172 lo venden en Bs.1.200. Más de 400% de ganancia. Todo el mundo se está valiendo “del bachaqueo” porque no hay empleo”.
Modus operandi
El gerente mencionó que la red de revendedores es muy grande. “A los camiones con los productos los para la Guardia Nacional. Los funcionarios solicitan facturas y la guía. Revisan lo que trae el camión y a dónde va, luego transmiten la información…”.
Una solo cola
Corado manifestó que una persona tiene prioridad si está notoriamente mal, anciana, incapacitada, afectada o enferma.
“Vemos que hasta las embarazadas son revendedoras. ¿Qué va a hacer un hombre comprando polvo compacto? Muchas mujeres se llevan a sus hijos para manipular. Qué madre somete su hijo a una cola. No podemos hacer excepciones porque la misma gente de la cola agrede a los de la tercera edad y embarazadas”.
Indicó que el horario de la tienda es de 9:00 a.m. a 12:30 p.m. y de 2:00 p.m. a 6:30 p.m. de lunes a sábado. “Estamos obligados a respetar la jornada laboral”.
Añadió que es imposible controlar a más de 1.000 personas con un nivel exacerbado de agresividad. Ayer vendieron 386 bultos de pañales en cuatro horas.
“Tanto yo, como mis empleados compramos la misma cantidad de productos que les vendemos a los clientes. Muchas empresas se niegan a recibir pañales por el caos que generan. Nosotros estamos trabajando a pérdida y seguimos prestando el servicio. La gente ha llegado a sacar armas. Sufrimos agresiones. Estamos al borde de un saqueo permanentemente”.
Corado dijo que la cadena mantiene un historial impecable: genera empleos, paga impuestos y cumple con la Ley de Precios Justos. La cadena mantiene 170 empleados directos y 85 indirectos.
Aclaró que en la mayoría de los casos, los fiscales populares determinan las cantidades por producto.