Las revueltas dominicanas en 1965 están inscritas, dentro de los conflictos posteriores a la segunda guerra mundial. Santo Domingo estaba en el ojo del huracán de la bipolaridad con la cual Estados Unidos y la Unión Soviética querían repartirse el mundo.
Desde Pericles a Pinochet, el militarismo se ha hecho del poder. Derribado el dictador, la etapa de reemplazo no ha sido color de rosa. Cuánto le costó a varios países latinoamericanos y más recientemente a los países de la primavera árabe ese tránsito hacia la democracia. Cuba quedó atrapada, pasó de una dictadura militar a un régimen autoritario comunista. Venezuela es la excepción. En enero de 1958 cayó la dictadura de Pérez Jiménez y el 4 de diciembre de ese mismo año, estaba electo el nuevo presidente.
Con el país que más ha roto Venezuela relaciones es con la República Dominicana. El 24 de junio de 1960 hubo el intento de magnicidio contra el Presidente Betancourt, preparado y ejecutado por la dictadura trujillista. En 1962 después del asesinato de Trujillo, se reanudaron las relaciones. Betancourt viajó a Santo Domingo para la toma de posesión del Presidente Juan Bosch. Cuando el 25 de septiembre de 1963 los militares dominicanos derrocaron a Juan Bosch, Venezuela rompió relaciones, invocando la doctrina Betancourt contra los golpes de estado. Pidió la convocatoria urgente de la OEA.
Al Presidente Raúl Leoni, le tocó la complicada situación dominicana. A Juan Bosch igual que a Rómulo Gallegos en 1948 los habían derrocado los norteamericanos. La posición de Venezuela en comienzo fue de enviar médicos, enfermeras y facultativos para auxiliar a las víctimas.
Ante de Estados Unidos de crear una fuerza de paz interamericana, Venezuela protestó por la intervención y al final en la votación en la OEA se abstuvo. La ONU decidió enviar una comisión investigadora presidida por el venezolano José Antonio Mayobre que pidió el retiro de la fuerza interamericana.
El Presidente Leoni defendió las fuerzas constitucionales de Caamaño, que representaban la legitimidad del poder. El ex-presidente Rómulo Betancourt en 1966 escribió un libro titulado “Golpes de Estado y Gobiernos de fuerza en América Latina”. Refirió el dramatismo dominicano y dijo “Los países bajo gobiernos de facto, siempre esperan una oportunidad para repudiar a los usurpadores del poder. Eso ocurrió en Santo Domingo. Es uno de los errores que han cometido los Estados Unidos. Dialogué en Washington con el Presidente Johnson, sobre este asunto. Me argumentó en favor del envío de esas tropas, la expansión soviética en el Caribe, pero les reclamé la intervención y recordé que a muchas de nuestras repúblicas les había sido violada su soberanía por los Estados Unidos”.
Pablo Neruda escribió un verso sobre esta invasión:
“Santo Domingo con su pueblo armado
Borró la imposición de los vientos,
Tomó campos, ciudades y en el puente
Con el pecho desnudo y descubierto
Aplastó tanques y desafió cañones”