El patrimonio artístico compone la imagen simbólica de cualquier ciudad, al igual que sus joyas arquitectónicas.
Buena parte de las tradiciones de un pueblo están recogidas en sus monumentos e infraestructuras públicas.
Perder esas edificaciones, descuidarlas y desatenderlas, significa atentar contra la historia, la memoria y la identidad de los ciudadanos.
Así lo expresaron la arquitecta Claudia Rodríguez, especialista en restauración y profesora de Historia de la Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela y el doctor Gabino Matos, crítico de arte y docente en la Universidad Católica Andrés Bello de las cátedras Crítica del Arte, Análisis Plástico, Historia Crítica del Arte, entre otras.
Casco histórico
Según Claudia Rodríguez, buena parte del patrimonio urbano local se encuentra en estado calamitoso.
Asegura que 80 % de las edificaciones e infraestructuras que hablan de nuestro pasado y presente, están deterioradas o presentan serias fallas en su interior y exterior.
El Casco Histórico de Barquisimeto, es prueba de la indiferencia.
Pese a que distintas voluntades suman esfuerzos para su rehabilitación, sigue sin concretarse la recuperación de la Fundación Sociedad Amigos de Barquisimeto (Fundasab).
“Hay unos recursos aprobados por el Consejo Federal de Gobierno, tramitados por la Alcaldía de Iribarren y la Gobernación de Lara para la casa de Fundasab, que no alcanzan para toda la restauración. Para el resto de las viviendas, que son propiedad privada, no hay aportes”.
En cuanto a las demás casas, Rodríguez expone que “si bien, son domicilios privados, se trata de un patrimonio arquitectónico”.
Apuntó que la municipalidad le contrató el diagnóstico de toda esa manzana de la calle 24 con carrera 17, para evaluar qué se puede hacer.
“Tiene que existir un programa que incentive a los propietarios, de acompañamiento, para que puedan ejecutar esos trabajos tan costosos. Se estudia que a estas personas se les permita construir en la parte de atrás, otra edificación con un uso rentable, que permita el mantenimiento de la casa”.
Las viviendas más graves son tres: la de los Chiossone, los Vásquez y los Garmendia, donde funciona el Teatro Profesional de Lara. Otras casas afectadas son: la del Ateneo de Barquisimeto y la residencia de los Gil París.
Las más graves
“En cuanto a Fundasab, nos encontramos en la fase burocrática: contratación, licitación y presupuesto. La burocracia no permite tratarlo como una obra de emergencia”.
El Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), avaló el deterioro de Fundasab y actualmente, aguarda por el diagnóstico que prepara Rodríguez sobre el estado de los otros inmuebles. Posteriormente, el IPC tendrá que ratificar la realidad de esas otras viviendas en emergencia.
“Existe todo el apoyo del IPC para el rescate del Centro Histórico de Barquisimeto, el problema son los recursos y cierto vacío legal. Tanto el gobierno regional, como municipal, son los encargados de la custodia y salvaguarda del patrimonio arquitectónico”.
Se destaca que la fumigación de los inmuebles que integran el Casco Histórico concluyó semanas atrás. El comején está controlado.
En esas viviendas está la raíz de Barquisimeto, luego del terremoto de 1812.
Comején controlado
A juicio de Rodríguez, existe un grave problema de difusión. Nadie valora lo que no conoce. Pocos saben el valor del centro fundacional y se refieren a los inmuebles como casas viejas.
Reconocer el valor histórico
“No es un problema de casas viejas. El centro fundacional existe y se debe revitalizar. El estado juega un papel muy importante. Existe la propuesta de dinamizar el centro, que luego de las 5:00 de la tarde queda desierto”.
El centro de Barquisimeto, cuenta con una declaratoria como Zona de Valor Histórico, según decreto presidencial publicado en Gaceta Oficial Nº 32.712 del 26 de abril de 1983, emitida con el objeto de preservar sus características históricas, arquitectónicas y urbanas más representativas de la ciudad.
Zona de Valor Histórico
El casco está conformado por un conjunto urbano de características tradicionales, representado mediante una retícula que divide sus calles y manzanas. En él, predominan edificaciones de los siglos XIX y XX. Alberga muestras de arquitectura republicana, moderna y contemporánea, en combinación armónica, con áreas verdes, calles y avenidas.
Gabino Matos, quien constantemente visita Barquisimeto, no dudó al expresar que el patrimonio urbano de la ciudad está bastante desatendido.
“Las plazas están descuidadas, así como su ornato y los elementos que la conforman, como la iluminación y sus asientos. Sus paredes son constantemente atacadas por los grafiteros. Fuentes, monumentos y edificaciones están muy deteriorados”.
Patrimonio desatendido
En ese particular se refirió al Museo de Barquisimeto y a varias iglesias, infraestructuras olvidadas por las autoridades. Advirtió que incluso, a ciertas esculturas, les han desprendido elementos complementarios.
“El patrimonio urbano está desatendido. Los departamentos de Patrimonio de la Alcaldía de Iribarren y la Gobernación de Lara, incluso el propio IPC, deben ocuparse”.
El docente señaló que no existe una verdadera campaña de información sobre el valor del patrimonio arquitectónico y artístico, acerca de su preservación, a fin de nutrir el sentido de pertenencia de los larenses.
Según Matos, es necesario apreciar los monumentos, edificaciones y estatuas en todo su contexto.
Proteger su entorno, impulsar dinámicas que aviven el lugar, promover la seguridad y brindar información sobre la obra y su autor.
“Muchas veces las personas no saben cómo se llama una obra ni quien la hizo, cuándo y por qué. Los organismos tienen que sensibilizarse, que esos departamentos encargados del patrimonio no se queden en la parte nominal, se conoce al sujeto pero no qué hace al respecto”.
En paralelo
Para el crítico de arte, es normal que la dinámica de las ciudades genere nuevos monumentos, no por ello podemos olvidar los que ya existen.
Agregó que todo proyecto debe erigirse según la estética urbana y valoración del entorno.
“A veces se levantan monumentos sin contexto, sin tomar en cuenta la proporción, la distancia, la convivencia, los accesos, la vialidad, los medios de transporte. Si estos elementos no se consideran, la obra más que embellecer, afeará la ciudad. Los monumentos hablan de una idea, un concepto. Su forma recoge los valores que el artista quiere expresar”.
Se levantan unas estructuras y se descuidan otras
Barquisimeto, es una de las pocas ciudades con una obra de Carlos Cruz Diez. Es hora de que el IPC se encargue de su restauración, la cual debe ser ejecutada por personal calificado. Una obra de esa magnitud debe estar protegida, no se justifica una reparación común y corriente.
“El monumento está totalmente abandonado. Todas las restauraciones son indeseables, de allí la conservación oportuna. Vale decir, que bajo algunas figuras, ciertos grupos se hacen llamar restauradores. Con ese oficio hay que tener mucho cuidado”.
Monumento al Sol y Parque Ayacucho
Por otro lado, expuso que uno de los parques más bellos de Venezuela es el Ayacucho (1933), situado en la carrera 15 con calles 42 y 43.
“Su arquitectura afrancesada es muy valiosa. Pero basta observar el monumento para notar que está desprotegido, así como los visitantes, quienes solo hablan de la peligrosidad del lugar”.
¿Qué están haciendo las escuelas para preservar la idea de ciudad y el valor de nuestro patrimonio?, se preguntó el especialista.
“Basta ver algunos de los libros de la Colección Bolivariana, especialmente los de Sociales, para ver que no existe ninguna referencia sobre esos dos monumentos y su importancia en la conformación del espacio urbano”.
El gobierno municipal y regional le apuesta a los murales, que se extienden a lo ancho y largo de avenidas y comunidades. Distintas paredes se han recuperado.
Al respeto, Matos precisó que se trata de pinturas urbanas con fecha de vencimiento, si no se les mantiene.
“Son perecederos porque están hechos con pinturas industriales comunes. El correr del tiempo, la acción del sol y la lluvia, los decolorarán. Algunas personas los rayan o colocan propagando de toda índole”.
Acotó que lo más importante es tomar el mural para exaltar los valores.
No pueden emprenderse con fines políticos. Tampoco se puede tomar una pared y simplemente pintar algo. Hay que evaluar los valores humanos, artísticos y culturales. Cuando se abusa de los murales, con una tendencia política, el efecto es contrario porque la gente tiende a rechazarlos.
“Es favorable que se hagan los murales pero con criterio. Lo ideal es someterlos a concurso”.
Murales perecederos
El patrimonio estatuario existe en Barquisimeto desde los años 50 (EL IMPULSO, 1-06-201 Pag.A-7).
La escultura Unión Bolivariana (1982), con seis figuras que simbolizan la unión de las naciones libertadas por Simón Bolívar del artista Carlos Montero y situada en el Domo Bolivariano.
El Monumento al Sisal (1998) del escultor larense Carlos Medina, situado en El Cují. Ha sobrevivido por ser de hierro, pero está corroído, desgastado.
Requieren restauración y permanente mantenimiento
El caballo de Enrico Armas, colocado en la avenida Hermann Garmendia en el año 2002, “urge ser rescatado y reubicado. La obra está asfixiada”, comentó Al Vanegas para el citado reportaje.
La escultura La lumbre de Jorge Zerep, instalada en el año 2002 en la avenida Venezuela, final de la avenida Capanaparo, frente a la urbanización Fundalara.
La escultura en homenaje a Juan de Villegas de Roberto Guida que se encuentra en la avenida Los Horcones; la escultura Unión del hombre y la mujer (2002) de Andrés Coirán, que se sitúa frente a la entrada de la urbanización Monte Real.
Igualmente, la escultura de Bolívar (2003) de Alirio Infante que está al oeste de la ciudad. El mural Geometría y color de Esteban Castillo que está en El Garabatal. Se comenzó a trabajar en 2007 y se concluyó el 6 de marzo 2009. No tiene placa informativa.
El mural Devoción a la Divina Pastora ubicado en la avenida Venezuela con calle 22 de Armando Villalón, inaugurado en 2010.
Asimismo, el mural Espejos del Turbio de los artistas Armando Villalón, Sandra García, Víctor Urdaneta, Héctor Rodríguez y Ramón Lizardi. Se inauguró en 2011 y tiene cerámicas partidas y filtraciones.
Las esculturas de Rómulo Contreras, de la serie Código Visual (2001-2002), situadas en la avenida Lara, avenida Venezuela e intercomunal Cují-Tamaca.
Urge que las autoridades evalúen el deterioro de las iglesias San Juan, La Paz, San Francisco, Inmaculada Concepción y Catedral de Barquisimeto.
El reconocido escultor larense Carlos Medina, autor de diversos monumentos, a escala local, nacional e internacional, opinó que cuando se realiza un proyecto de obras monumentales para una ciudad se piensa en el enriquecimiento de un espacio para ser disfrutado por la gente, tanto propios, como visitantes.
Con el tiempo se convierten en íconos de la ciudad, transfiriendo en algunos casos, su nombre al lugar, como la «Redoma del Sol» por el Monumento al Sol del maestro Carlos Cruz-Diez en Barquisimeto.
Opina el artista
“Existen distintas teorías del urbanismo y la arquitectura acerca del comportamiento del ciudadano en relación a las condiciones de su entorno. Un entorno ordenado, limpio y enriquecido por obras de arte, aportará a la comunidad y al individuo motivación, energía y sentimientos de armonía y felicidad”.
De allí la importancia que tiene la obra cívica en el mundo, integrada al entorno urbano, como promotor de un adecuado comportamiento cívico, gracias a los esfuerzos mancomunados del artista, la empresa privada y los entes públicos.
“El esfuerzo de crear e instalar estas obras monumentales debe ir integrado a una política de resguardo y conservación, con la participación de la colectividad. De allí el papel relevante de los medios de comunicación, de generar conciencia en esos tres nivele”.
Las universidades e institutos de formación que atienden el mantenimiento, restauración y conservación de las obras de arte y monumentos, tienen la tarea de fomentar cátedras sobre estos temas.
“Para mí como artista, es un acto de gran responsabilidad tomar los espacios, considerar elementos naturales, como la luz, dirección e intensidad de los vientos, terreno, contaminación ambiental, condiciones climáticas.
Todo eso debe integrarse a la creación y diseño del proyecto. Utilizar materiales de alta durabilidad y resistencia, así como una propuesta que se relacione con el elemento humano. Se trata de un aporte que permanecerá en el tiempo ligado al nombre y reputación del artista”.
En Barquisimeto, Medina es autor de los Círculos espaciales del CC Capital Plaza (1997), La Hoja Badán (1997), Jardín de las Esculturas del Museo de Barquisimeto (2012), entre otros. También, de la obra Fragmento de Lluvia para Caracas (2014).