Mujeres celebraron su día en colas por rubros básicos

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Cientos de féminas celebraron su día en la tensa odisea para conseguir productos de primera necesidad, dejando a un lado las labores del hogar y el cuidado de sus hijos a fin de capitalizar el anhelado objetivo de tener la alacena equipada. En las acostumbradas colas desprendidas de los establecimientos de la ciudad, el género femenino prevalece con un notorio porcentaje. Así transcurrió la jornada dominical bajo el sol matutino en distintos comercios de la ciudad.

Hasta la característica vanidad de las féminas tiene el costo de la cola. En una reconocida farmacia ubicada en la avenida Pedro León Torres cientos de personas aguardaron por hacerse de toallas sanitarias, jabón de baño, champú y acetona. Quienes aguardaban allí, comentaron que su aseo personal ha sido perjudicado por la situación económica del país.

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“Es indignante y frustrante tener que hacer una larga fila para comprar rubros que necesito para mi higiene personal y el de mi familia. En un país que dice tener la mayores reservas de petróleo del mundo es inconcebible que sus ciudadanos vivan de estas formas”, comentó la joven Carmen Montilla.

Otras féminas manifestaron su descontento por destinar un día de compartir en familia en una fila bajo el intenso sol tropical de la región; incluso aseguraron que comparten menos tiempo con sus hijos debido a que los días de descanso están programados para las colas.

“Ahora uno deja de disfrutar su día con familiares y amigos para conseguir productos de primera necesidad. No pude limpiar la casa ni pude atender a mis hijos, a quienes casi no veo porque trabajo en la semana y hago cola los fines de semana. Así es la vida de los venezolanos, en especial de muchas madres solteras”, manifestó Zaida Pérez.

Una de las situaciones más controversiales es la compra de pañales, puesto que cientos de madres aguardan con sus niños en brazos hacerse con el indispensable rubro de aseo personal. Todas las semanas se observa este panorama en una perfumería de la avenida 20.

“No tengo con quién dejar a mi hijo, así que me lo tengo que traer para cuidar de él. Apenas me quedan pañales para esta semana por tanto debo pagar el sacrificio. Siempre llego exhausta a la casa porque cargar un muchacho todo el día tiene su costo”, declaró la joven Yraida Martínez.

Asimismo, en una reconocida cadena de supermercados del Estado, se observó una longitudinaria fila de personas esperando por alimentos como pollo, carne, harina de maíz precocida, aceite y leche.

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