Algunos estudios han relacionado un consumo moderado de café con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, pero los expertos no se ponían de acuerdo las causas de este beneficio. Ahora, un estudio que se publica en la revista «Heart» muestra que el café actúa como un desatascador de las arterias.
Un equipo del Hospital Samsung Kangbuk de Seúl (República de Corea), ha examinado la asociación entre el consumo de café y la presencia de calcio en las arterias coronarias, que es un indicador temprano de la aterosclerosis coronaria, un estado en el que las arterias se obstruyen por las grasas, también llamadas como placas de ateroma, y que pueden causar que las arterias se endurezcan y se estrechen, lo que lleva a la formación de coágulos o trombos de sangre que pueden desencadenar un ataque al corazón o un ictus.
Los investigadores estudiaron a 25.138 hombres y mujeres -edad media de 41 año – que no tenía signos de enfermedad cardíaca, asistiendo a un reconocimiento de salud. A todos se les realizaron diferentes pruebas médicas, como un cuestionario alimentario validados o una tomografía cardiaca multidetector para determinar los niveles de calcio en las arterias coronarias.
Tabaco y obesidad
De esta forma estimaron las proporciones calcio en las arterias asociadas a los diferentes niveles de consumo de café; además tuvieron en cuenta posibles factores de confusión como el nivel de educación, de actividad física, el tabaquismo, índice de masa corporal, consumo de alcohol, antecedentes familiares de enfermedad cardíaca y el consumo de frutas, verduras y carnes rojas y procesadas.
Los participantes se dividieron, en cuanto a su consumo de café, en 5 grupos: sin consumo de café, al menos una taza al día, de una a tres tazas, de tres a cinco, y al menos cinco o más tazas al día.
Tres tazas al día
Y los resultados mostraron que la prevalencia de calcio en las arterias detectable era de 13,4% entre aquellos cuyo consumo de café era de 1,8 tazas por día; de 0,77 para los que al menos bebían una taza al día; de 0,66 para los de una a tres tazas; de 0,59 para los que consumen de tres a cinco tazas por día, y de 0,81 para las personas que bebían al menos cinco tazas o más cada día. La asociación fue similar en los diferentes subgrupos definidos por edad, sexo, tabaquismo, consumo de alcohol, obesidad, diabetes, hipertensión y la hipercolesterolemia.
Las posibles explicaciones para los resultados, según los investigadores, son que el consumo de café crónico tenía un posible vínculo con un menor riesgo de diabetes tipo 2, un factor de riesgo para la aterosclerosis, y que el consumo de café podría mejorar la sensibilidad a la insulina y la función de las células β.
Los autores concluyen que «el estudio se suma a las evidencias que sugieren que el consumo de café podría estar inversamente relacionado con las enfermedades cardiovasculares», aunque reconoce que se necesita más investigación para confirmar los hallazgos y establecer las bases biológicas de los posibles efectos preventivos del café la enfermedad coronaria.