Una transición gubernamental se plantea, por ejemplo, cuando es necesario el cambio de gobierno antes de la terminación de su mandato. Puede ocurrir por renuncia, abandono del cargo o desaparición física de quien presida el gobierno. En el siglo XX varias veces se constituyeron gobiernos de transición en Venezuela. A raíz de la muerte de Gómez, en diciembre de 1935, el Congreso Nacional, como estaba previsto entonces, eligió presidente al general López Contreras, hombre que por su carácter garantizaba un cambio progresivo y pacífico.
No cabe duda que López Contreras fue muy diferente a Gómez. López fue un hombre de talante democrático y tolerante, aunque era el ministro de la Defensa (Guerra y Marina se denominaba entonces) para el momento de la muerte de Gómez. Una característica que los diferenció fue la decisión del presidente López Contreras de solicitar reducir el período presidencial de siete años a cinco, incluyendo su propio período, y así fue aprobado.
López estuvo cinco años en el poder y condujo con acierto los destinos del país hacia gobiernos más abiertos, plurales y democráticos. A López lo sucedió Medina Angarita, también militar y hombre tan tolerante y democrático como López Contreras. El final abrupto del gobierno de Medina se presentó por la enfermedad de quien había sido candidato de consenso a sucederlo. Después del golpe del 18 de octubre de 1945, se constituye otro gobierno de transición conformado por una Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt. Ese trienio fue muy importante porque se convocó a una Asamblea Constituyente que aprobó una nueva Constitución Nacional de ideas muy avanzadas y modernas y se buscó que a partir de entonces hubiera gobiernos democráticos, estables, alternativos, plurales y controlados por un Poder Legislativo independiente y fuerte. En 1948 surgió el primer presidente electo en la historia del país, don Rómulo Gallegos, quien sólo estuvo siete meses en el poder, pues la ambición de un grupo de militares llevó al traste el primer ensayo democrático de Venezuela.
Con la caída de Gallegos se instala de nuevo una Junta de Gobierno, un gobierno militar y dictatorial. El primer presidente de esa Junta fue asesinado, el Teniente Coronel Carlos Delgado Chalbaud. Luego se hizo la farsa de elecciones democráticas con cuerpos electorales parcializados que proclamaron presidente al coronel Marcos Pérez Jiménez. Ese oprobioso régimen terminó el 23 de enero de 1958 y de nuevo se instala otro gobierno de transición, la provisionalidad, se llamó entonces. Ese año se concertaron acuerdos de gobernabilidad como el Pacto de Punto Fijo y se comenzó el estudio de una nueva Constitución Nacional. Se elige presidente a Rómulo Betancourt, se aprueba en 1961 la nueva Constitución, se suceden 40 años de gobiernos democráticos y alternativos, con fallas y defectos, algunos graves, pero con aciertos y bondades también. No se puso en práctica la perfectibilidad de la democracia y el sistema lamentablemente se desgasta y deslegitima. También fue gobierno de transición el presidido por Ramón J. Velásquez en 1993 y en cierta forma el último de la democracia que presidió Rafael Caldera. Luego surge la elección de Chávez.
Chávez llega al poder en medio de un gran expectativa que se desvaneció en poco tiempo. Su muerte y la asunción del poder por quien luce sin condiciones para presidir cualquier gobierno, hace necesario pensar para este momento, en una transición lógicamente democrática, dentro del marco constitucional y pacífica que produzca el cambio que una inmensa mayoría de venezolanos está pidiendo al observar el creciente deterioro de la vida institucional y el nivel de vida de los venezolanos. Dios quiera que quienes detentan el poder entiendan la grave responsabilidad que tienen ante la historia.