Nelly López, es barquisimetana y de profesión enfermera, además de ama de casa. Por ser ayer su día libre en el trabajo, salió a la calle a ver qué podía comprar.
Hasta este día, no conocía con precisión el valor de la Canasta Básica Familiar, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), pero en sus cuentas familiares y gastos, “todo ha aumentado el doble”.
Y es que para la economía del hogar no hacen falta las explicaciones técnicas y financieras, puesto que les basta con apreciar cómo la quincena, ni la comida, alcanzan hasta el próximo periodo de cobro.
El aceite que compraba meses atrás en Bs. 25, ahora lo debe pagar en Bs. 79, y no tiene opción de escogencia entre marcas. El precio del kilogramo de pasta oscila entre los Bs. 50 y Bs. 80 y la charcutería se ha vuelto “incomprable”.
El equipo reporteril de este diario se digirió a varios establecimientos y constató que el kilogramo de queso blanco es vendido en Bs. 426 y hasta Bs. 500, y el jamón de espalda tiene un valor de Bs. 825. La boloña de pollo, que se ha convertido en la opción de muchas amas de casa, como López, marca Bs. 300.
Vale acotar que el plátano está en Bs. 67, cebolla Bs. 84, pimentón Bs. 94, tomate Bs.98 y zanahoria Bs. 99.
Es de recordar que según Cendas la Canasta Básica se elevó a Bs.31.843,33 según el cierre de enero. En el mismo periodo de 2014 se calculó en Bs.15.923, 57.
Precisaron que en entre diciembre de 2014 y enero de 2015 el rubro alimentos subió un 6,5% (de Bs 17.230,54 a Bs 18.342, 96) e higiene un 3,6% (de Bs. 1.319, 67 a Bs 1.367, 00).
Consumidores afectados
Para Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), es preocupante la manera cómo el Gobierno nacional maneja la economía del país y los índices inflacionarios.
Indicó que las amas de casa conocen los índices inflacionarios reales y saben que son superiores a los expuestos por el gobierno y algunas instituciones, que calculan estos con base en los precios regulados de los productos básicos.
“Pero también están claras de que nadie va a vender para no reinvertir ni ganar. Ademas, se ven obligadas a comprar a los bachaqueros, porque más condenable es no llegar a la casa con el kilo de leche para un hijo… eso incrementa los gastos”.
A esto sumo que la economía venezolana se encuentra dolarizada, ya que todo lo comprado es calculados en moneda extranjera, a través de un control cambiario, cuya banda formal más alta Bs. 50 (Sicad II), fue sustituida por Bs. 170 aproximadamente (Simadi), lo que triplicaría los costos de producción de algunos rubros e importaciones, aunque se refiera que alimentos y medicinas recibe dólares preferenciales (Bs. 6,30).
Añadió que la calidad de vida no sólo depende del consumo de los productos básicos, sino de otros, que no son contemplados en los cálculos de la canasta alimentaria.
Asimismo, explicó que los altos índices inflacionarios y la escasez, están acompañados del desempleo, cifras oficiales que tampoco concuerdan con la realidad. Parilli cuestiona que si el sector productivo de Venezuela se ha visto reducido, cómo puede ser posible que los niveles de empleo aumenten.
Apuntó que el Ejecutivo nacional probablemente emplea fórmulas de cálculo distintas a las formales.
