En las relaciones de pareja mantener una actitud amorosa cada día requiere mucho más que esfuerzo, debido a que cada uno de los miembros de la pareja ve en su relación un lugar más de competencia en donde se tiene que ganar a toda costa. Se lucha por tener la razón, por mantener el control; destruyendo de esta manera el espacio de aprendizaje, que es de por sí una relación de pareja
Se recurre a nuestros sentidos básicos de supervivencia y atacamos cuando nos sentimos amenazados, es una trampa absurda para ocultar nuestra vulnerabilidad y miedos. Lo más hermoso que tiene una relación de pareja es la intimidad, más cuando se reacciona anticipándonos de un posible daño, el cual está la mayoría de las veces en nuestra imaginación, provocando en muchas ocasiones reacciones de manera exagerada, abriendo grandes grietas en la relación, difíciles de restaurar.
Estar a la defensiva significa reaccionar en el presente con la carga del pasado y anticipando una amenaza futura. La impotencia es uno de los sentimientos más frustrantes que se pueden dar en una relación de pareja, porque nos limita, nos aleja y nos deja anclado a situaciones de rabia que roban nuestra energía para seguir adelante y es uno de los sentimientos que se experimentan cuando en apariencia, “se pierde en la lucha de pareja”, cuando realmente si existen sentimientos de impotencia los dos pierden. En caso contrario el ver al otro como un aliado o cómplice y tratarlo como tal, permite establecer fuertes cimientos para que esa relación de pareja sea nuestra fortaleza de amor.
El comunicarse efectivamente con el corazón, prestando atención a los gestos que hablan mucho más fuerte que nuestras palabras, nos hace ganar confianza tanto en nosotros mismo como en el otro, manteniendo una relación abierta y confiada donde se permita expresar de manera más directa los gustos y disgustos, entendiendo que la competencia es una conducta que acompaña al ser humano desde que nace y es totalmente natural, pero hay que saberla manejar para que no se vuelva dañina.
La lucha de poder
Hoy en día la competencia entre parejas está cada vez más presente. Vemos que tanto el hombre como la mujer tienen campos de acción parecidos, como profesional y laboral. Pero aunque la mujer no trabaje, la competencia puede darse ya que puede existir a nivel afectivo, en relación con el cariño de los hijos, o incluso a nivel sexual.
El espacio competitivo de la pareja, puede resultar desde estimulante hasta totalmente destructivo, por lo que hay que tener mucho cuidado y saber cómo lidiar con estos sentimientos para que no afecte negativamente la relación.
La pareja empieza a ver cuál de los dos gana más, quien asciende primero o quien tiene más prestigio. Se comparan los triunfos, los amigos y familiares, y a nadie se le ocurre ver cada logro como una victoria compartida. Es aquí cuando debemos darle importancia en recordar que se está conviviendo y no compitiendo y que si se logra algo positivo es probable que sea porque están juntos, ya que la estabilidad emocional proporcionada por una relación de pareja repercute en todos los niveles y puede ser esta la causa de que funcionemos mejor.
Y en todo caso es mejor dos que uno, ya que uno solo se cae y no habrá quien lo levante, en cambio caminando juntos en acuerdo, lograrían mucho más que acompañarse, compartirían sinceramente las ganancias y pérdidas, y celebrarían juntos los triunfos. Bien lo dijo la novelista francesa Simone Beauvoir “Hay un secreto para vivir con nuestra persona amada, no pretender modificarla”.
No somos rivales, somos pareja
Es necesario tomar en cuenta los siguientes valores para mantener la armonía:
-Confianza y respeto
-Conocer las necesidades de ambos
-Aprender a escucharse mutuamente
-Debe haber aceptación y apoyo
-Hablar de los miedos
-Lavar la ropa sucia en casa
-Disfrutar el día a día
El amor hacia tu compañero hace que la vida se torne de un color diferente, recordando siempre que se está conviviendo y no compitiendo.
