En mi corazón sentía que algo malo ocurriría

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Dimas Eduardo Castillo Almao (22), fue arrastrado por los vicios, desde sus trece años, fue envuelto por el mundo de las drogas y la enfermedad, la cual no aceptaba tener, lo llevó a delinquir para obtener lo que quería.

María Almao, sufría mucho porque no lograba controlar al segundo de sus siete hijos, por más que quiso protegerlo no lo logró y la noche del jueves fue la última vez que supo de él.

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María no pudo conciliar el sueño, ella sentía que algo malo estaba ocurriendo y efectivamente la mañana de ayer, Dimas fue localizado sin vida, a un lado de la vía de Licua, en el municipio Crespo.

 

Se fue de su casa

 

A las 8 de la noche del jueves, Dimas, sale de su casa, la cual está ubicada en Colinas de La Manga, del municipio Crespo, le dijo a su madre que iba a negociar una guaraña (un implemento de cortar monte), la señora lo miró extraño, pero este le indicó que se quedará tranquila que estaba legal. El joven estuvo conversando con dos sujetos quienes andaban en una moto y posteriormente se irían del lugar. Dimas fue visto caminando solo por el pueblo.

Una vez que llegó la medianoche comenzó el tormento para María Almado, la dama se acostó en su cama, pero sentía algo en el corazón, tenía un mal presentimiento. En medio de la noche se paraba, lo hizo en varias ocasiones y se asomaba al cuarto donde dormía Dimas, para ver si había llegado sin que ella lo sintiera, pero la cama estaba vacía. Otra de las cosas que la hizo saber que su muchacho no estaba ni cerca de la casa, era el silencio de los animales, porque por lo general Dimas, acostumbraba a fumar en medio de la noche, en un monte detrás de la casa y el ladrido de los perros lo delataban.

En plena madrugada le dijo a su pareja que ella sabía que Dimas, no estaba consumiendo, creía que seguro lo habían mandado a robar y estaba segura que algo le pasaba.

A las 5 de la mañana, se levantó de su cama, sin descuidar los quehaceres de su casa se puso a hacer la comida de sus hijas y la de su esposo. Al cabo de unas horas, su pareja fue alertado de la presencia de un cadáver en la vía Licua, que parecía era su hijastro, él se fue y al certificar la noticia a las 8 de la mañana, le dijo a su amada que el mal presentimiento se había hecho realidad, su hijo había sido asesinado.

 

Dos disparos

 

El cuerpo de Dimas fue localizado al amanecer, por los residentes de Licua, estaba tirado boca arriba al lado derecho de la vía. Parte de su cuerpo estaba en la carretera y el resto hacia una especie de cuneta.

El joven presentaba un disparo en el pómulo derecho, el rastro de la pólvora, formó un tatuaje en su mejilla, evidencia de que su asesino colocó el arma de fuego pegado al rostro y haló el gatillo.

El proyectil le salió en la región parietal izquierda y así mismo presentó otro impacto en la región parietal derecha.

En el sitio no quedó concha alguna, a un lado de la vía se encontraban unas marcas, algunas personas se atrevieron a decir que eran rastros de una motocicleta.

Residentes de la zona aseguraron que a eso de las 2 de la madrugada, escucharon una detonación.
Antes de que llegaran funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), el cuerpo del joven estaba cubierto por una sabana y la señora María expresaba que le dolía la muerte de su muchacho, que lo quería tocar pero no la dejaban.

Una vez que los sabuesos llegaron al lugar para hacer el levantamiento del cuerpo, y María vio el cadáver de su hijo, rompió en llantos, gritaba que quería mirarlo, fue contenida y calmada por alguno de sus seres queridos.

En el momento en que metía el cuerpo en la furgoneta del Cicpc, la dama aprovechó para tocar parte de su cuerpo y acariciar a su hijo.

 

Júnior fue el último que lo vio

 

Un amigo de la víctima fatal quien no quiso identificarse, expresó que Dimas consumía un estupefaciente conocido como piedra, y unos sujetos del pueblo lo mandaban en reiteradas oportunidades a robar o le compraban cosas. Con ese dinero que le daban era que el lo usaba para mantener sus vicios.

Fue visto por última vez la noche del jueves con un sujeto llamado Júnior, y otro que desconocen. Ellos andaban en moto y son los que siempre mantenían a Dimas delinquiendo. El amigo del fallecido cree que la noche del sábado lo mandaron a cometer un robo de una moto, pero no sabe si estas mismas personas tendrían que ver con la muerte del joven.

Dimas había sido detenido en varias oportunidades por los cuerpos de seguridad, en el Sistema Integrado de Información Policial (Siipol), aparece como solicitado por el delito de robo, de fecha 2 de octubre del 2014 y sus seres queridos indicaron que se presentaba mensualmente ante los tribunales larenses.

 

Trató de mantenerlo encerrado

 

María Almao en medio de su dolor contó todo lo que sufría con su hijo, relató que a los doce años se fue a vivir con su padre en San Felipe y al pasar un año comenzó a consumir marihuana. Él cuando la visitaba lo notaba muy raro y en varias ocasiones lo revisó y le encontró un monte entre sus pertenencias, pero no sabía que era, pues es una mujer del campo. Al preguntar entre algunos conocidos le dijeron que se trataba de una droga.

A pesar de los consejos, con el pasar de los años Dimas, fue probando otro tipo de estupefacientes hasta que cayó en otra más letal llamada la piedra.

Hace un mes, el joven se vino desde San Felipe, estado Yaracuy. Su madre lo recibió, pero estaba bastante preocupaba porque estaba muy flaco, no comía y siempre fumae. Le decía que estaba enfermo y él le contestaba era que no era así.

María le lloraba y le pedía que no saliera a la calle, pues se angustiaba cuando lo hacía. El joven nunca se tornó agresivo con ella, pero siempre buscaba la forma de escaparse. Desde hace ocho días que la madre le comenzó a esconder las llaves, los zapatos, buscando la forma de dejarlo en la casa y hasta había aceptado que llevara a su mujer, con quien tiene una niña de año y medio. Había logrado tenerlo en la vivienda, hasta el jueves en la noche que no pensó sería la última vez que lo vería con vida.

María aseguró que su hijo no era una mala persona, pide que su muerte sea investigada, aunque no tiene idea de quien pudo haber cometido el homicidio.

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