La presidenta de Chile visitó el sábado en el hospital a una niña de 14 años que sufre una enfermedad incurable —fibrosis quística— y que días atrás le pidió permiso para morir por eutanasia.
La fibrosis quística afecta a múltiples órganos, especialmente los pulmones, y genera periódicas infecciones que deterioran los tejidos.
Michelle Bachelet acudió —junto a la ministra de Salud, Carmen Castillo— al hospital Clínico de la Universidad Católica donde se encuentra Valentina Maureira. Todos charlaron con la niña y su padre durante más de una hora, informó el gobierno en un comunicado.
Lo conversado no transcendió a la prensa, pero sí se difundieron varias fotografías de la visita, entre ellas una selfie de Valentina con la presidenta, en la cual ambas aparecen sonrientes junto a un oso de peluche.
La solicitud de la adolescente a la presidenta conmocionó esta semana al país.
«Solicito hablar urgente con la presidenta porque estoy cansada de vivir con esta enfermedad y ella puede autorizarme una inyección para quedarme dormida para siempre», dice parte del vídeo que subió a YouTube sin avisar previamente a sus padres Valentina, cuya enfermedad genética incurable ya acabó con la vida de su hermano mayor cuando tenía 6 años.
La petición también reabrió el debate sobre la eutanasia en Chile, aunque el gobierno ya manifestó que la legislación del país no permite acoger su solicitud.
«Se trata de un tema del cual no es posible no sobrecogerse, estamos hablando de una menor de edad y sobrecoge, genera sin duda solidaridad. Ahora, la normativa vigente en Chile no permite que el gobierno acceda a una solicitud de esa naturaleza», dijo el jueves el vocero Álvaro Elizalde.
El jueves, el padre de Valentina dijo que ella seguiría buscando reunirse con Bachelet para que la presidenta, quien también es pediatra, pueda «escuchar su historia».
«Es fuerte pero tengo que respetar su decisión porque ella es la que está sufriendo esta enfermedad», dijo Fredy Maureira a The Associated Press.
Yo perdí un hijo de 6 años por no tener dinero y no tener órganos… Ella quiere morir dignamente», agregó el padre, recordando que la primera vez que escuchó el deseo de Valentina lloró «toda la noche».