Según sindicatos educacionales, más del 60% de las instituciones educativas del estado cuentan con patologías estructurales, problemas en servicios básicos y situaciones de inseguridad. Dentro de ese índice debe estar la Unidad Educativa Estadal Tomás Rafael Giménez, cuya infraestructura se deteriora conforme a la desatención de la Gobernación de Lara.
Los baños de la escuela son deplorables. Las condiciones de sus baterías no corresponden a las exigencias mínimas de higiene para niños y niñas.
La mayoría de los inodoros no están en funcionamiento, y los que sirven cuentan con sus palancas deterioradas. Mientras que los lavamanos son bebederos improvisados en base a una hilera de plumas. No cuentan con filtros de agua.
Preocupante también, es el estado del sistema de canales de agua de lluvia, desprendidas totalmente del techado del plantel, a punto de colapsar y terminar en el suelo.
Asimismo, el techo presenta aberturas de gran tamaño en dos salones debido al hurto sufrido la semana pasada, donde delincuentes despojaron del plantel ventiladores y luminarias.
En tal sentido, la estructura es vulnerable ante precipitaciones de mediana intensidad.
Filtraciones se apoderan del plantel
Por los problemas en las canales de agua de lluvia y la vulnerabilidad del techado, cuatro salones presentan daños estructurales a causa de filtraciones. La institución requiere con urgencia trabajos de impermeabilización, pues temen que la estructura pueda deteriorarse seriamente cuando inicie el ciclo de precipitaciones en el país.
Otras necesidades
Por otra parte, la comunidad educativa exige la remoción de dos árboles, cuya especie son Nim y Barba de Caballero. Su gran altura y tamaño de raíces, han ocasionado problemas en las bases del plantel y obstrucción de los sistemas de cloacas.
También, piden la construcción de una cancha techada de usos múltiples. Actualmente, los infantes reciben educación física sobre lo que sería el estacionamiento de la escuela.