La palabra propaganda deriva de la raíz latina propagare y su origen se remonta a los inicios de la Iglesia Católica.
Significa entre otras acepciones: plantar, diseminar, divulgar y propagar. Existen muchos conceptos de propaganda, pero en este artículo la definiremos como “una forma de comunicación persuasiva que trata de promover o desalentar actitudes en pro o en contra de una organización, un individuo o una causa”. Podemos identificar en la bibliografía múltiples técnicas y principios de la propaganda. No obstante destacaremos algunas que son utilizadas con gran frecuencia por el Gobierno venezolano para tratar de
explicar la crisis económica.
1. Transposición. Consiste en desviar la culpa o responsabilidad de algún hecho que le corresponde a una persona o ente a los fines de no asumir las consecuencias. En lo que respecta a las medidas económicas anunciadas al inicio del año 2015, todos los estudios de opinión pública reflejan que la mayoría de los venezolanos ya culpan al Gobierno del presidente Nicolás Maduro de los problemas del desabastecimiento
y el alto costo de la vida, sin embargo la “mea culpa gubernamental” no se ha asumido y por el contrario se atribuye a una pseudo “guerra económica” provocada por la elite opositora.
2. Simplificación. Tal como la palabra lo indica esta técnica trata de enviar mensajes de una forma sencilla,
rápida y concreta, a un público receptor con expresiones cortas. Como todos sabemos esta coyuntura económica tiene diversos factores causantes; pero el Gobierno venezolano ha simplificado para los ciudadanos en una frase abstracta de fácil manejo: “Todo es consecuencia de la guerra económica”.
3. Repetición. “Una mentira dicha mil veces se convierte en verdad”. Una gran porción de los ciudadanos desconoce en profundidad cuál es el origen de esta problemática económica, por eso consciente de ello, con frecuencia premeditada, el aparato mediático del Poder Ejecutivo nacional repite exageradamente a través del uso de cuñas, cadenas y noticias, para buscar imponer su verdad, desplazando la realidad. “No hay productos en los mercados por las compras nerviosas y los bachaqueros”.
4. Enemigo externo. “El imperialismo invadió Irak, Irán y ahora quiere venir por nosotros. Venezuela se respeta”. Si hay algo que caracterizó a la propaganda nazi, cuyo padre fue Joseph Goebbels, ministro de Hitler, fue la construcción permanente de un enemigo externo para exaltar el nacionalismo y hacer cerrar filas a su ejército con el pueblo civil, en la búsqueda de un fin común. En el caso nuestro, con sobrada
regularidad se atribuye el descenso de los precios del petróleo a una confabulación permanente de la “burguesía internacional”, que pretende someter a nuestro país con la sobreoferta del “oro negro” obtenido por la fracturación de las rocas (fracking) sin importar el impacto ambiental que esta práctica genera.
5. El chivo expiatorio. Este principio antiquísimo bíblico trata de concentrar la responsabilidad de los
sucesos o acciones negativas en una persona o grupos reducidos. Sabemos que la corrupción, las expropiaciones y el modelo de importaciones han generado parte de la carencia de los productos de consumo diario en los anaqueles, pero responsabilizando a las empresas como Distribuidora Herrera, las
cadenas Farmatodo y Día a Día, el Gobierno hábilmente etiqueta a falsos culpables para “escurrir el bulto”.
6. Uso del locus alter externo.
Es la apelación permanente a factores extraterrenales, por lo general con carácter divino
e irracional, para tratar de explicar que los hechos o resultados no dependen de la
capacidad humana. “El comandante eternonos ayudará desde el cielo para salir adelante”.
Expresiones similares a ésta, invocando abusivamente según mi criterio a Dios, al Libertador Simón Bolívar y a otros personajes históricos, se manifiestan con frecuencia para brindar confianza y esperanzas en que sí podemos salir de los “atolladeros”.
Para finalizar debemos sostener que además de que existen muchos otros principios de la propaganda como la orquestación, transfusión, ataques periféricos, el método de contagio, la exageración, silenciación y pare de contar, el grado de penetración de la propaganda, su efectividad y aceptación, dependen fundamentalmente de la fuente emisora de mensajes y el canal que se utiliza para divulgar, ya que la idea de propagar debe ir asociada a que los ciudadanos crean con la menor reserva la idea que se quiere
transmitir y por supuesto que llegue al público o target seleccionado para tal fin.
Surge una gran interrogante: ¿Tiene el presidente Nicolás Maduro la credibilidad
suficiente en este momento de desconcierto para que los ciudadanos venezolanos tengan confianza en él con respecto a las medidas que se han anunciado? O ¿están a la expectativa, parafraseando a Santo Tomás, con su “ver para creer”? Dios permita que en medio de tanta estrategia terrenal surja su verdad de justicia. Amanecerá y veremos!