Después de la muerte de Juan Vicente y de Eustoquio Gómez, el pueblo barquisimetano manifestó en diversas acciones su alegría por lo que creyó el advenimiento de una época de democracia y libertad luego de 27 años de dictadura implacable.
En Barquisimeto, grupos de manifestantes recorrieron la ciudad los días 18 y 19 de enero protagonizando protestas pacíficas unas, violentas otras, contra individuos y propiedades ligadas al caído régimen.
El domingo 19 el general Vicencio Pérez Soto se hizo presente en uno de los intentos de saqueo, habló a la multitud, les repartió varios miles de bolívares, tal como lo informa I.E. Lameda Acosta y, prometió ocupar a cuantos lo necesitaran en las Obras Públicas el día lunes 20 de enero de 1936.
Escribe el autor citado:
“La multitud se dispersó entonces. Pero, no obstante quedaron grupos formados en distintos sitios de la ciudad en actitud hostil… Varios de esos grupos se habían concentrado en la esquina de Calderón, cruce de la calle 31 con carrera 19, frente al actual Cine Florida, donde residían los hijos del Gral. Santiago Molina, ex – Jefe Civil de Duaca y en cuya casa se decía se ocultaba el expresado General. Algunos, probablemente por daños que hubiera recibido de él y otros porque se hablaba de unos funcionarios de la época de don Eustoquio, habían acudido allí para reclamar justicia. Eran más o menos las 3 y media de la tarde y hacia los lados de la concepción y de la Iglesia Altagracia tenía lugar la procesión de la Divina Pastora. La multitud aumentaba y simultáneamente gritaba y profería voces de protesta. Luego decidieron arrojarle piedras y pedazos de ladrillos a la casa, los cuales iban a caer al interior de la misma, haciéndose para la familia Molina la situación conflictiva, desesperada y sumamente peligrosa”.
Un hijo de Molina salió de la casa y disparó contra la multitud hiriendo a un ciudadano de nombre Juan Blanco, natural de Río Claro.
Enfurecida la gente entró a la casa cuyos muebles destruyeron dándole fuego a la casa.
Fue entonces cuando se presentó un pelotón de soldados al mando del Teniente Pedro Ceballo, desalojando la casa y deteniendo al hijo del Gral. Molina a quien una mano anónima lanzó una piedra que, mal dirigida, alcanzó al Teniente Ceballos y éste disparó contra la gente siendo imitado por los soldados que mandaba.
Murieron bajo las descargas de fusil: el joven Germán Marchena, 22 años, natural de San Fernando; Ramón Martínez, 18 años de Quíbor; Francisco Coronado, 12 años de Quíbor; José Ovidio Alejos, 14 años, de Duaca; Lucas Mendoza y otra persona llamada Domingo, 25 años, de El Manzano, quedando heridos, con diferentes estados de gravedad, más de 15 manifestantes, procedentes de diversos sitios del Estado. Se dice que la mayoría de las víctimas presentaban las heridas en la parte posterior de sus cuerpos.
Debe informarse que, según documentos de protesta de varios ciudadanos contra este crimen, las tropas que participaron en estos actos estaban recién llegados a la ciudad.
El 20 de enero de 1931 es una fecha de luto y de bochorno, no incluida, por supuesto, en el calendario histórico de la Muy Noble y Leal (al Rey de España) Ciudad de Barquisimeto.