La tristeza invadía a los familiares de Juan Ramón Alvarado González, de 65 años, luego de que se enteraran que la noche del miércoles unos sujetos se metieron en su hacienda, ubicada en el caserío Ojo de Agua, en Guarico, municipio Morán, y le robaran la camioneta, no obstante, lo mataron.
Aproximadamente a las 10:00 p.m. llegaron los sujetos al lugar. Ahí estaba Alvarado solo, se presume que se resistió al robo por lo cual lo golpearon y le dieron varias patadas hasta, lamentablemente, acabar con su vida.
Los vecinos sospecharon que algo malo pasaba, pues la Toyota, pick up salió a gran velocidad, actitud que aparentemente nunca tomaba el hoy occiso, por lo que decidieron ir hasta el sitio y al llegar se encontraron con el cadáver del hombre de 65 años.
Al observar la escena del crimen comenzaron a gritar y llamaron a los parientes que se encontraban en la casa, dentro de la hacienda. Posteriormente dieron parte a las autoridades correspondientes.
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Lara, arribaron al sitio para recolectar evidencias y resolver el caso.
Horas más tarde los delincuentes dejaron abandonada en el caserío El Cielito, la camioneta que se habían robado; presuntamente, sólo se la llevaron para escapar del lugar.
Lo habían robado antes
Una de las hermanas de la víctima, quien prefirió resguardarse en el anonimato, informó que la delincuencia había visitado en otras oportunidades a la víctima, “siempre lo perseguían cuando salía de los bancos, incluso esa camioneta ya se la habían llevado pero logró recuperarla”.
Tampoco es la primera vez que la familia pasa por una situación difícil, pues hace cuatro años, mataron a Jesús Ramón Alvarado Valera, de 23 años, uno de los seis hijos del ahora occiso, a quien 15 días antes de su muerte lo habían secuestrado y como se le escapó a sus captores se presume que por esa razón lo ultimaron.
Hombre intachable
En medio de la lamentable pérdida y ahora el encuentro con el Señor que tendrá Alvarado González, sus familiares lo describieron como un hombre intachable, querido por todos, colaborador y amigo. “Desde pequeño obtuvo su hacienda y con el sudor de su frente la fue agrandando”.
La víctima, era uno de los principales productores de café de la región. Hoy, lo lloran, lo recuerdan pero a su vez quienes lo conocieron están satisfecho por haber podido compartir con un hombre que fue vivo ejemplo para con los suyos.
No saben si pueda haber justicia, “más en la Venezuela que estamos, pero todo se lo dejamos a Dios para que se haga la justicia divina”, finalizaron.
