Durante los cuarenta días que transcurren entre el miércoles de ceniza, que sucede cada año luego del martes de Carnaval, y el domingo de Ramos, previo a la Semana Santa, los católicos vuelven su mirada a Cristo y se preparan para renovar su amistad con Dios.
El arrepentimiento, la oración y la penitencia forman parte indispensable de la preparación que permite vivir con intensidad y amor la Semana Mayor.
Como cada año, la comunidad educativa del Colegio Pablo VI, ubicado en la urbanización Fundalara, realizó en sus instalaciones la misa del Miércoles de Ceniza, oficiada por el padre Arnovio Galavis.
Antes de iniciar la celebración eucarística, el personal de la institución ofreció siete gotas de agua limpia como símbolo para allanar el camino de los fieles en este tiempo de Cuaresma, a fin de que facilite la reconciliación con Dios y con los hermanos, escuchar mejor la palabra, perdonar y comprender al prójimo, compartir con los necesitados, orar con mayor frecuencia y luchar contra el egoísmo.
“Arrepiéntete y cree en el Evangelio”, decía el sacerdote a medida que imponía la ceniza en la frente de todos los asistentes, como símbolo externo que impulsa a cambiar, a fortalecerse con el auxilio de Dios y mantener vivo el espíritu de conversión.
“Este es un tiempo de preparación para la Pascua, que para nosotros significa la resurrección del Señor… la palabra clave en este recorrido es ‘conversión’, que implica un ‘cambio’ lo que se traduce en desarrollo, porque nos permite avanzar cada día y ser mejores personas”, explicó el sacerdote.
Además existen tres palabras descritas por el evangelista San Mateo: limosna, oración y ayuno, que definen las prácticas idóneas de los católicos durante cuarenta días.
“Hoy comenzamos un gimnasio espiritual, son cuarenta días para ejercitarse y fortalecerse antes de la Pascua”, detalló de modo didáctico para los niños y jóvenes presentes en la misa.
“El ejercicio comienza, según San Mateo, con la limosna, que significa dar con el corazón para ayudar a los más necesitados. También se debe poner en práctica el ejercicio espiritual de la oración, que debe hacerse en secreto y desde el corazón que es donde nacen las grandes palabras; dar las gracias, pedir perdón y alabar a Dios, son elementos claves de una oración sincera”.
Por último, se encuentra el ayuno “que debe realizarse por lo menos los viernes de Cuaresma, según nos invita la Iglesia; no significa privarnos de alimento en el desayuno y luego comer en exceso en el almuerzo, implica sacrificarnos para poder ayudar al necesitado”, aseguró durante su homilía.
Es de resaltar que la ceniza no es un rito mágico, “no nos quita nuestros pecados, para ello tenemos el Sacramento de la Reconciliación”, aclara el sitio web religioso catholic.net, en español.
“Es un signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de Resurrección.
Debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de analizar como es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con todos los seres que nos rodean”.