La búsqueda de una motocicleta terminó en una desgracia para dos familias, luego de que unos delincuentes acabaran con la vida de Carlos Alberto Rodríguez (18) El Catire, además de herir a un adolescente de 17 años.
Posteriormente resultaron abatidos por la Policía Municipal de Sanare, Carlos Enrique Villegas Torrealba (36), tío de la primera víctima, y Julio Rafael Alvarado (23) Guitarra, amigo. El hecho sangriento se registró la noche del domingo en el caserío El Llorón, de la parroquia Yacambú, del municipio Andrés Eloy Blanco.
Iban en grupo
Un par de delincuentes el pasado sábado se robaron la moto de un caficultor en el caserío Miraflores, de Andrés Eloy Blanco. Se trata de una Empire negra y a oídos de su dueño llegó que la tenían en el caserío El Llorón.
Un grupo de ocho personas se prepararon y fueron a buscarla. Salieron a las cinco de la tarde, relató Wilmer Rodríguez, una de las personas que andaba en la búsqueda. Cuando llegaron a El Llorón, del monte efectuaron como tres disparos y ellos comenzaron a devolverse. Algunos lograron escapar, pero una descarga de escopeta alcanzó a Carlos Alberto en su pecho y cuello, dejándolo tendido boca abajo, mientras a su parrillero, un adolescente de 17 años, lo alcanzó el proyectil en la espalda. Estos se trasladaban en una moto Skygo blanca, signada con las placas AE5V63M.
Los compañeros, en medio de la oscuridad, auxiliaron al adolescente y lo llevaron hasta Sanare. Sabían que su otro amigo había fallecido.
Moradores de la zona los vieron ir con el joven herido y así se fue regando la voz del muerto en El Llorón. El hecho se registró a las ocho de la noche.
La comisión fue emboscada
Senencio Guédez, comandante de la Policía Municipal de Andrés Eloy Blanco, indica que al llegar el herido al Hospital de Sanare, fue referido al Hospital Central Antonio María Pineda. Al estar en conocimiento del homicidio, una comisión integrada por cuatro funcionarios acudió al lugar, momento en el cual fueron sorprendidos por disparos y visualizaron a dos sujetos.
Los funcionarios fueron con la intención de capturar a los sujetos, pero estos hicieron frente y tuvieron que responder de la misma manera, informó el comisario Guédez.
Una vez que resultaron heridos, fueron trasladados hasta el Hospital de Sanare, que queda a hora y media del sitio del presunto enfrentamiento. Las personas llegaron sin vida al Hospital. Las víctimas resultaron ser Carlos Enrique Villegas y Julio Rafael Alvarado. El primero presentó un impacto en la región pectoral izquierda, mientras el segundo en la región frontal.
Armas de evidencia
En el sitio en donde cayeron los dos abatidos quedaron dos armas de fuego, una escopeta larga y una de fabricación rudimentaria, además de una Empire azul, signada con las placas AA5R80T.
En el camino se encontraba otra escopeta tipo pajiza.
El comandante de la Policía Municipal, explicó que dos armas pertenecían a los abatidos y que supuestamente fueron usadas para enfrentarse con la comisión, mientras la otra localizada en el camino, aparentemente era del grupo que había llegado a buscar la moto y en medio del tiroteo se le cayó el arma.
El comisario Guédez comenta que en esa zona están acostumbrados a tomar la justicia por sus propias manos y son personas que andan armados y cada vez que se roban un vehículo o una moto, son ellos quienes la buscan y la recuperan por sus propios medios. Indicó que las personas que le robaron la moto el sábado, dieron las características de dos sujetos, que al compararla con los abatidos concuerdan.
Aparentemente, dijo, los abatidos fueron los mismos que les habrían disparado y dado muerte a Carlos Alberto Rodríguez, es decir que Carlos Enrique Villegas, habría participado en la muerte de su sobrino, explica el uniformado.
De igual forma informó que el sitio donde se habían refugiado los abatidos pertenecía a un señor y en el mes de diciembre fue quemada por ellos, porque el dueño supuestamente le había dado una información a la Policía.
Bajó a cuidar a su sobrino
Otra versión sobre lo sucedido, salió a relucir por parte de los seres queridos de los abatidos. María Clementina Villegas, tía de Carlos Alberto, comenta que fue ella la primera en recibir la información sobre la muerte del joven y de inmediato se comunicó con su hermano Carlos Enrique. Como residía en ese mismo caserío, le dijo que fuera para que constatara si era cierto y cuidara del cadáver.
Dicha versión fue corroborada por Yanira Pérez, quien comentó que la llamada la recibió su esposo a las nueve de la noche del domingo. El hombre le pidió a Julio Rafael, su amigo y quien desde hace cuatro años vivía con la pareja, lo acompañara al lugar.
Ambos salieron en la moto, Yanira observó que ya se encontraba una camioneta en la zona, que apagaron las luces y seguido de eso, sonaron alrededor de siete disparos. De inmediato supo que algo le había pasado a su esposo, pero estaba en la casa sola con sus seis hijos y no los podía dejar solos. Se comunicó con la familia.
Muchas personas trataron de ir al lugar y no los dejaron llegar, no fue hasta horas de la mañana que Yanira pudo salir, solicitó información y nadie le dijo nada. Al llegar a Sanare, supo que su pareja estaba muerta.
“También los policías son unos delincuentes, porque a ellos los mataron y no estaban haciendo nada indebido; lo que pedimos es que Dios permita que se haga justicia”, enfatizó Enict Siso, prima de Carlos Enrique, al asegurar que tanto él como Julio eran personas sanas. Asimismo ambas mujeres aseguraron que los uniformados le sembraron las armas y unos pasamontañas. Yanira, la esposa de Carlos Enrique, aclaró que su esposo sí tenía armas, pero ayer no la cargaba y la utilizaba era para defenderse.
Comienzan las pesquisas
Al lugar llegaron representantes del Ministerio Público del municipio Jiménez, quienes también tienen jurisdicción en Morán y Andrés Eloy Blanco. Estuvieron presentes en la recolección de las evidencias y además entrevistaron a familiares y funcionarios actuantes y serán los que determinen qué pasó en el caserío El Llorón la noche del domingo.