La fiesta de carnaval en Barquisimeto, jamás volverá a ser la misma. Así lo afirmaron ciudadanos y comerciantes, quienes acudieron ayer a la carrera 20 de Barquisimeto, donde algunos establecimientos y vendedores ambulantes salieron a trabajar.
Coincidieron en afirmar que las antiguas tradiciones carnestolendas se han perdido y que ahora no hay lugar dónde celebrar.
Luis Silva, vendedor informal, manifestó que este lunes de carnaval optó por acudir a su puesto de trabajo, puesto que “la situación no está como para hacer fiestas”.
Comentó que para mantener a su familia debe trabajar los siete días de la semana y que si pierde al menos una jornada, no podrá cumplir con sus compromisos económicos.
Reconoció que no vendería tanto como en otros días, pero indicó que “de poquito en poquito se lleva el pan a la casa”, ya que las ventas han estado bajas.
Afirmación que también apoyó Ana María Galíndez, otra vendedora ambulante quien dijo tener tres hijos, pero ante la falta de propuestas para la celebración de los carnavales en la ciudad decidió trabajar.
Dijo extrañar las carrozas y comparsas de la carrera 19 o avenidas Venezuela y Libertador, que más que frivolidades representaban tradición, punto de encuentro para los barquisimetanos y momentos de ilusión para los más pequeños.
La sorpresa
Quienes necesitaban movilizarse por la ciudad, caminaron hasta el centro para esperar el Transbarca, pero se encontraron con la sorpresa de que farmacias, carnicerías, abastos, perfumerías y algunas tiendas abrieron sus puertas al público, con la esperanza de vender algunos productos.
Los ciudadanos aprovecharon para hacer sus compras, sin el estrés diario del centro de la ciudad. Los telecajeros estaban repletos de personas, que afirmaron que en el resto de la ciudad, estos no contaban con dinero para dispensar.
Anarquía total
Ante la falta de efectivos de seguridad en la avenida 20, motorizados y conductores transitaban a toda velocidad por los canales exclusivos de Transbarca, lo cual representó un peligro para los transeúntes.
Si bien es cierto que era posible caminar en total calma, las personas manifestaban andar con recelo, por miedo a ser atracados.