Los vencimientos de deuda de nuevo ponen bajo presión al gobierno de Venezuela, que deberá destinar buena parte de sus menguantes ingresos petroleros en pagar bonos y préstamos en 2015 mientras enfrenta una severa recesión económica, con alta inflación y escasez de productos.
El desplome del precio del petróleo podría reducir a 35 mil millones de dólares los ingresos de Venezuela en 2015 por exportaciones petroleras, frente a los 75 mil millones de 2014, según cálculos de economistas.
Esta caída, en un país que obtiene 96% de sus divisas de las exportaciones petroleras y que depende de las importaciones de alimentos y medicinas para satisfacer su demanda, enciende las alarmas en un año de elecciones legislativas cruciales para el gobierno de Nicolás Maduro.
Según datos de Barclays Capital, Venezuela deberá pagar en 2015 casi 11 mil millones de dólares entre bonos soberanos y deuda de la estatal Petróleos de Venezuela.
A ello, habría que añadir los compromisos con el Fondo Chino, que el gobierno paga con barriles de petróleo y que para este año supondrían el equivalente a unos 4.000 millones de dólares.
Los pagos de intereses y capital de los bonos, concentrados sobre todo a final de año, hacen dudar a los mercados de la capacidad del país caribeño -el de las mayores reservas de petróleo del mundo- para cumplir sus obligaciones.
«Con un precio de 45 dólares por barril, faltan unos 27 mil millones de dólares» para balancear las cuentas públicas del país, explica a la AFP el economista Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.
A la fecha, el petróleo venezolano se cotiza en 41,01 dólares de media en 2015, y según las previsiones de algunos bancos de inversión y agencias de calificación, el crudo WTI estadounidense podría tener un valor entre 42 y 48 dólares en 2015.
«El gobierno tiene intención de pagar. Está consciente de las dificultades que acarrearía para Venezuela. El problema es para el último trimestre, donde tienes la mayor concentración de los pagos en pleno ambiente electoral, y con precios petroleros que no se han recuperado», advierte el economista.
Capítulo aparte son las deudas comerciales de casi 15.000 millones de dólares que el gobierno mantiene con la empresa privada y proveedores internacionales.
«Profetas del desastre»
En este panorama se eleva la probabilidad de que Venezuela no pueda honrar sus papeles, según la percepción de los mercados.
Este lunes la agencia calificadora S&P rebajó la nota de deuda venezolana de «CCC+» a «CCC» debido a los «crecientes riesgos políticos y externos» y alerta de que hay «riesgo de un default en los próximos dos años».
Según S&P hay un «fracaso del gobierno venezolano» para tomar medidas oportunamente que «resuelvan las crecientes distorsiones económicas que han contribuido al deterioro económico y escasez de divisas extranjeras».
Hace un mes la agencia calificadora crediticia Moody’s también había rebajado la calificación, pues consideró que el riesgo de default de Venezuela había «aumentado claramente».
Sin embargo, Maduro insiste en que su gobierno cumplirá con todos sus compromisos de deuda y acusa a estas agencias, a las que tilda de «profetas del desastre» y de «calificadoras con mucho riesgo», de querer negar a Venezuela recursos financieros para desestabilizar a su gobierno.
La reducción en la disponibilidad de divisas ha afectado el abastecimiento en Venezuela, a pesar de que en los últimos 15 años obtuvo ingresos por valor de casi 800.000 millones de dólares.
La sequía de divisas motivó a Maduro a buscar apoyo financiero de urgencia entre países aliados como Rusia y China, logrando de estos últimos entre 7.000 y 10.000 millones de dólares líquidos, según previsiones de Ecoanalítica.
Esto ayudaría a oxigenar las cuentas públicas, pero aún así deja un importante hueco de más de 10.000 millones de dólares, indica Oliveros.
El economista considera que en este año electoral el gobierno de Maduro podría estar «tentado» a destinar fondos inicialmente guardados para honrar deudas en importar productos básicos y reducir la escasez.
En este contexto de caída de ingresos y de déficit fiscal del 20%, el gobierno de Maduro anunció esta semana un nuevo sistema cambiario, del que todavía se desconoce su tasa y que no ha sido bien recibido en los mercados.