A fuerza de garra y jerarquía, el Deportivo Táchira, con un Gelmin Rivas pletórico e implacable en la definición, sacó de abajo un partido que llegó a estar perdiendo en par de oportunidades para sellar un empate 2-2 como visitante ante Cerro Porteño y garantizar su avance a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
El conjunto aurinegro dominó la llave con global de 4-3, beneficiado por la victoria conseguida una semana antes en San Cristóbal. La tropa de Daniel Farías se mete en los libros de historia, debido a que es el primer equipo venezolano en superar la fase preliminar del torneo continental, después de diez intentos.
Rivas, por quien la directiva del elenco atigrado rechazó una oferta de un club francés con el fin de tenerlo en el certamen continental, salvó el día para la oncena fronteriza con el par de anotaciones que sirvieron como réplica para los dos tantos del rival paraguayo.
Fue un partido duro, muy exigente, para el equipo venezolano, que, se sabía de antemano, aguantó un vendaval de Cerro Porteño en su afán de revertir el 2-1 de la ida. Sin embargo, con mucho orden, aunque algo de apuros por saltar a la cancha con un equipo muy ofensivo, en el que apenas el larense Francisco Flores ejercía como único volante de recuperación, resistió las embestidas, hasta que al minuto 40 el principal decretó una falta dentro del área muy discutida, cuando “Maestrico” González iba en el cuerpo a cuerpo con un paraguayo, y el argentino nacionalizado paraguayo Jonathan Fabbro cobró adentro para poner el 1-0 que, de momento, sacaba de carrera al Táchira.
La escuadra aurinegra revivió en la fracción 55, poco después del reinicio, con una gran jugada de Pablo Olivera y la gran finalización de Rivas. El uruguayo aguantó la pelota con la marca de tres defensores y al advertir la carrera de Rivas le puso un servicio de oro y el atacante definió a quemarropa para sellar el empate y devolverle la clasificación a los suyos.
El carrusel de emociones no terminó allí, porque Cerro, en una distracción y pifia del elenco tachirense, tomó de nuevo la delantera al 61, tras una jugada en que un paraguayo burló a dos defensas por la derecha y soltó un pase rastrero al área que controló Cecilio Domínguez ante un “Maestrico” González que resbaló cuando llegaba a la marca para fusilar a Liebeskind y poner las cosas 2-1 Pero de inmediato, una situación increíble. En el mismo saque posterior al tanto del club paraguayo, vino el empate definitivo, cuando un defensor dejó en los pies de Rivas una pelota que había sido bombeada al área por Flores y el atacante criollo, en exhibición de técnica y habilidad, se sacó a un marcador pisando la pelota para luego avanzar y poner un disparo cruzado inalcanzable para el portero Rodolfo Rodríguez. Ese 2-2 fue la lapida para el Cerro Porteño, que debía buscar dos tantos para darle vuelta al asunto, algo que no logró por el buen cierre de Táchira.
