Los principales problemas de nuestra economía
Por: Gerardo Álvarez. Economista, profesor jubilado de la UCLA
Lo que a continuación vamos a señalar, es, a nuestro juicio, un conjunto de problemas económicos que el Gobierno debe enfrentar en el más corto plazo, a fin de evitar una grave crisis económica:
1. En los últimos dieciséis años los encargados de tomar decisiones en el área económica, lamentablemente, han sido personas que desconocen el tema que están tratando,
por lo que han tomado de manera errónea importantes decisiones sin conocimiento de causa.
2. Como consecuencia de la fuerte caída de los ingresos petroleros este año se generará
un estimado de ingresos por el orden de la mitad de lo que se recibió en el 2014. Es decir, de no recuperarse los precios del crudo pesado, como han señalado muchos analistas petroleros, este año recibiremos por ese concepto alrededor de 35.000 millones de dólares, lo cual es totalmente insuficiente para hacerle frente a todos los compromisos nacionales e internaciones que el Gobierno
deberá enfrentar este año.
3. El Presidente de la República en su alocución a la Asamblea Nacional, lejos de presentar un plan anticrisis y una reestructuración del presupuesto de gastos, decidió expandir el gasto público, lo cual es un contra sentido en momento de crisis económica como la que estamos viviendo.
Estas erogaciones serán financiadas, como en años previos, en su mayoría por emisión inorgánica de dinero, lo cual incrementará aún más los niveles ya elevados de la liquidez monetaria (que han superado los dos billones de bolívares), lo que a su vez generará presiones en el consumo nacional que inducirán aumentos aún más preocupantes en el nivel general de precios de la economía, pues habrá más dinero en la calle que productos que ofrecer.
4. Petróleos de Venezuela (Pdvsa) ha sido producto de una continua y sistemática desviación de sus propios recursos financieros por parte del Ejecutivo Nacional, para fines muy distintos y distantes a su actividad medular, que es la producción petrolera. Los compromisos adquiridos con China y Petrocaribe, incluyendo a Cuba, así como el financiamiento de la mayoría de las misiones sociales y otros gastos, la han colocado en una situación de minusvalía económica. Y para empeorar aún más la cosa, la producción de Pdvsa cayó desde el primer trimestre de 2011 hasta el tercer trimestre de 2014, en 235.000 barriles diarios de petróleo.
5. Los niveles de endeudamiento público han crecido de forma acelerada desde el 2005 a pesar que, durante de este período los precios del crudo pesado han sido los más elevados de nuestra historia. Pareciera que tales niveles de ingresos no fueron suficientes para financiar la vorágine del gasto público que en los últimos años generó un déficit fiscal promedio del 17% del Producto Interno Bruto. A finales del año 2014 la deuda pública, externa e interna, se ubicó en 150.000 millones de dólares, que representaban una tercera parte del PIB y obliga al país a honrar el servicio de tan costosa deuda
con unos ingresos cada vez menores. Tan sólo este año el Gobierno deberá pagar por ese concepto alrededor de 11.000 millones de dólares y sólo recibirá por vía petrolera 35.000 millones.
6. Otro de los problemas de nuestra precaria economía es el actual régimen cambiario con cuatro tipos diferentes de cambio, de los cuales el Presidente sólo fijó el precio al primero de ellos, a Bs. 6.30 por dólar. El segundo sería una fusión de Sicad I y Sicad II, que de acuerdo a muchos analistas se ubicaría en un rango entre 30 y 50 bolívares por dólar, y este mercado será el tipo de cambio marcador para el resto de las importaciones distintas a salud y alimentación, lo cual implica una devaluación implícita, cuyo monto lo conoceremos cuando el Gobierno decida fijar este tipo de cambio. El tercer tipo de cambio oficial vendría dado por un mecanismo de subasta a través de las Casas de Bolsa, tanto públicas como privadas, sobre
cuya tasa de cambio se ha especulado en demasía. Algunos analistas la ubican alrededor de los 100 bolívares por dólar americano.
Y el cuarto tipo de cambio, que no se puede desechar, es el mercado paralelo o mercado
negro, el cual en estos momentos se ubica en más de treinta veces el tipo de cambio oficial. Ninguna economía del mundo puede funcionar con éxito con cuatro tipos distintos de cambio y mucho menos una economía altamente importadora como la nuestra.
7. En conclusión, podríamos señalar que las actuales políticas económicas implementadas
por el Ejecutivo Nacional no sólo no han podido resolver la crisis económica
que venimos arrastrando desde hace varios años, sino que las han agravado y esto no
obedece sólo al desconocimiento que exhiben quienes dirigen nuestra economía, sino también a una concepción ideológica que ha generado un modelo económico totalmente equivocado, cuya consecuencia histórica ha sido precisamente la actual crisis económica que lamentablemente no podrán resolver bajo se esquema erróneo e históricamente desfasado, cuyas experiencias en otros países del planeta han resultado en un rotundo fracaso.
En la próxima entrega discutiremos las decisiones de política económica que creemos el Gobierno debe implementar a los fines de enfrentar esta aciaga situación.
¿Por qué se rebelan los hombres?
Por: Radamés Graterol
Deprivacion relativa
En 1970 un estudioso norteamericano llamado Ted Gurr escribió un texto muy interesante de psicología política titulado: ¿Por qué se rebelan los hombres? Allí en esta obra basado en el concepto de la eprivación o Privación Relativa intenta de alguna forma explicar “las causas del descontento o insatisfacción de los seres humanos”, ya que define a este fenómeno de la Deprivación
Relativa como “la discrepancia percibida entre las expectativas de valor de los hombres y sus posibilidades”, lo que significa, hablando en sentido más llano, un estado de tensión y frustración generado en el ser humano, que considera que recibe menos de lo que él cree merecer, de acuerdo a unas expectativas que le ha generado su entorno sociopolítico.
Rentismo petrolero
Desde el inicio de la renta petrolera en nuestra Venezuela postgomecista se ha generado desde el aparato estatal la sensación de que tenemos un país rico, pleno de recursos naturales renovables y no renovables,
potenciales y disponibles que garantizan la satisfacción de las demandas de la sociedad y por ende su ascenso y movilidad social positiva.
El boom petrolero, sin duda alguna, provocó grandes migraciones internas de los
campesinos a las ciudades y por ende lo que llamó Arturo Uslar Pietri: “La ruralización de la ciudad”.
Miles de moradores de llano y montaña vieron en las nacientes urbes la gran posibilidad de vivir mejor con menos esfuerzos cobijados bajo la protección del Estado paterno que -en mi criterio- desarrollaba
por un lado en materia de servicios, infraestructura e industrialización pero creaba una dependencia casi absoluta de las dádivas gubernamentales, con la idea de que los ciudadanos de la nueva Venezuela democrática se olvidaran de aquellos regímenes militaristas que todavía tenían vestigios en algunas
mentes, que preferían aquellas grandes construcciones de vías, hospitales y edificios públicos por encima de los derechos y libertades conquistados por las generaciones de los años 1928 y 1958.
Democracia clientelar
Luego del derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez los principales líderes políticos, sociales y empresariales tuvieron marcadas diferencias, pero mayoritariamente hubo una gran coincidencia: Fortalecer y consolidar la democracia, formando a los ciudadanos para que la valoraran por encima
de cualquier sistema político y utilizando los recursos que el generoso Jehová Jireh proveyó para este hermoso país.
No se puede olvidar como logro de los gobiernos democráticos la masificación de la educación, la superación de la Venezuela semifeudal, el desarrollo de los servicios públicos, la creación de la empresas básicas en Guayana, entre otros logros de gran envergadura; pero todos sin excepción no han escuchado la vieja conseja de Arturo Uslar Pietri: “Hay que sembrar el petróleo”, y por ello se ha impuesto la triste máxima que reza lo siguiente:
“En Venezuela hay buen gobierno si hay buenos precios del petróleo”. Este lamentable determinismo que hoy está más vigente que nunca, cuando casi el cien por ciento de nuestros ingresos dependen del “mene grande”, como llamaron los aborígenes al petróleo.
¿Habituación o rebelión?
Aterrizando en la Venezuela de inicios del año 2015, vale la pena preguntarse: ¿Cuál será la conducta colectiva de los venezolanos?, cuando, luego de beneficiarse de lo sabroso de las misiones -programas sociales-, de los dólares preferenciales para comprar y viajar; ahora se encuentran en un país con
una de las más altas inflaciones del mundo, con un vertiginoso crecimiento del alto costo de la vida, y haciendo largas colas para conseguir los productos básicos del consumo diario.
¿Se habituará o acostumbrará paulatinamente a esta coyuntura que tiene a Perucho
de la zona rural de Guaitó, igual que a Doña Elena, del Country Club danzando por las bodegas y supermercados buscando harina de maíz y pañales? O por lo contrario:
¿Se rebelará ante esta crisis que se ha escondido bajo el argumento de la “guerra económica”?
Según el extinto presidente Hugo Chávez aunque el barril de petróleo llegara a cero dólares nuestra economía estaba blindada.
De acuerdo al presidente actual Nicolás Maduro Moros hay recursos suficientes, llegue a donde llegue el precio del barril petrolero.
La verdad es que todavía no ha descendido a 30 dólares y ya estamos patinando con un dólar paralelo por las nubes y una popularidad presidencial que va “palo abajo”. Dios provee; pero hay que guardarle fiel obediencia.
¡Amanecerá y veremos!