El toque de queda que se ha aplicado en Bagdad desde hace una década concluyó el domingo a la medianoche, horas después que varias bombas en la capital y sus alrededores mataron a por lo menos 40 personas, un duro recordatorio de los peligros que todavía acechan en este país bajo ataque del grupo Estado Islámico.
El peor de los atentados del sábado ocurrió en el vecindario Nueva Bagdad de la capital, donde un agresor suicidad hizo detonar sus explosivos en una calle llena de ferreterías y un restaurante, con un saldo de 22 muertos, informó la policía.
«El restaurante estaba lleno de jóvenes, mujeres y niños cuando el suicida se hizo volar», dijo el testigo Mohamed Said. «Muchos murieron».
El grupo Estado Islámico se atribuyó el atentado, diciendo que fue contra ciertos chiíes, según el portal de SITE Intelligence Group, organización estadounidense que monitorea actividades terroristas. El grupo extremista suní controla una tercera parte de Irak y la vecina Siria en su declarado «califato».
Un segundo ataque ocurrió en el popular mercado Shorja del centro de Bagdad, donde dos bombas —separadas por unos 25 metros— mataron a por lo menos 11 personas. Otra explosión en el mercado al aire libre Abu Cheer en el suroeste de la capital mató a por lo menos cuatro personas, dijo la policía.
En Tarmiya, una localidad suní unos 50 kilómetros (30 millas) de Bagdad, una bomba mató a por lo menos tres soldados que iban en un convoy que pasaba por el lugar, dijeron autoridades.
Funcionarios de hospitales confirmaron la cifra de bajas. Todos los funcionarios hablaron a condición de no ser identificados porque no estaban autorizados a informar a los periodistas. Ningún grupo se atribuyó los otros atentados.
A pesar de los ataques, el gobierno eliminó el domingo por la madrugada el toque de queda, impuesto a diario desde 2004, de la medianoche a las 5 de la mañana, en respuesta al aumento de la violencia sectaria que agarrotó al país tras la invasión liderada por Estados Unidos un año antes.
Una multitud de hombres mujeres y niños tocaron música y ondearon banderas iraquíes a primeras horas del domingo en medio de fuertes medidas de seguridad en la Plaza Tahrir de Bagdad para celebrar el fin del toque de queda.