Más que en desidia, la histórica Capilla Las Mercedes, permanece en absoluta orfandad pese a que sobre ella existe un decreto que la declara Patrimonio del municipio Palavecino en el año 2000, bajo el número A-04-02-2000.
Más tarde, el Instituto de Patrimonio Cultural Venezolano (IPC) declara a esta infraestructura Bien de Interés Cultural, según Resolución Nº 003-05 de fecha 20 de febrero de 2005.
Ambos dictámenes, son letra muerta, pues este oratorio se cae a pedazos.
Otro articulado que se violenta con flagrancia es el 178 de la Carta Magna, así como los apartados desde el 24 hasta el 43 de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, en donde se especifica que la autoridad municipal, regional y nacional, establecerán las medidas necesarias para la protección y permanencia de los bienes contenidos en el catálogo del IPC.
Pero nada de lo anterior ha impedido que este histórico oratorio se encuentre condenado al olvido y en situación ruinosa.
Perteneció al Central Tarabana
La Capilla Las Mercedes pertenece a un conjunto edificado a mediados del siglo pasado, en los predios del fértil valle del río Turbio, específicamente se encuentra enclavada en la Hacienda Tarabana, en donde también se encuentra apostada las ruinas del antiguo Central Tarabana.
Este conjunto edificado fue levantado y construido por la familia Yépez Gil, pioneros de la industria cañamelar en este valle.
Abigaíl Gil de Yépez, junto a sus hijos, equiparon un trapiche de vapor, modernizándolo con maquinaria de origen alemán a comienzos de los años 40, que al poco tiempo se convirtió en la primera factoría azucarera de la región.
Este central producía en 1945, un poco menos de 560 toneladas de azúcar.
Es así como el oratorio pasó a ser el lugar sagrado para los obreros y propietarios de las haciendas de caña del lugar. En este sacro recinto se celebraron numerosos matrimonios y eucaristías.
Cada 24 de septiembre, salía una procesión de la imagen de la Virgen de Las Mercedes, patrona de la capilla, desde Tarabana hasta El Peñusco y otras localidades enclavadas en el valle cañero.
Esa tradición religiosa celebrada por muchos años en esos predios, quedó relegada en el olvido, así como la Capilla Las Mercedes y el viejo Central Tarabana, realidad que se pensó iba cambiar radicalmente con la expropiación de las tierras que comprenden el Valle del Turbio, anunciada el 5 de mayo de 2006 por el jefe del gobierno nacional, Hugo Chávez, y ratificada el 11 de mayo de 2006, por los entonces alcaldes de los municipios Iribarren y Palavecino, Henri Falcón y Aura Contreras, con la emisión de sendos decretos de expropiación.
La Capilla y las ruinas del Central Tarabana, aguardan impacientes por un mejor porvenir.