Para recordar: “Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres del país…” (Amós 8:4).
Y el mismo profeta señala, que esos malvados dirán: “¿Cuándo pasará el novilunio (primer día del mes) para que vendamos el trigo; y el sábado para que abramos los graneros de trigo? Achicaremos la medida, subiremos el precio y falsearemos la balanza; para comprar a los pobres por dinero, a los necesitados por un par de sandalias, y vender los desechos del trigo”.
¡Qué lástima! ¿Todavía hay quienes dudan que haya escasez en nuestro país? Indirectamente, esto lo avalan tres gobernadores del oficialismo (Falcón, Bolívar y Yaracuy) quienes prohibieron realizar colas en las noches. Pero, será que otros funcionarios ¿prohibirán las colas nocturnas?
En este sentido, la gobernadora Stella Lugo, del estado Falcón, dijo: “… esta medida evitará “la venta de cupo” en las colas y formará parte del resguardo a la seguridad de las personas… de los especuladores, acaparadores y “bachaqueros”…” (sextopoder.com, 13/01/15). En parte tiene razón, pero ¿no será que se trata de tapar la escasez en Venezuela?
Hace poco tuvimos (tenemos) la necesidad de comprar una batería y por ello, tomaremos esta situación como un ejemplo.
Sabemos que las beterías están reguladas, según la página www.aporrea.org/actualidad/n239912.html). El fabricante hace el producto, envía a sus distribuidores y la comercializan. Como no somos expertos, no podemos dar opinión sobre el precio de venta, pero pudiera haber un vacio entre el industrial y el consumidor para no perjudicar a ninguno de los dos.
También experimentamos que para tratar de comprar una batería (otros productos), hay que llegar a las 3 o 4 am, quizá antes (exponiendo hasta la vida, porque hay que llevar el carro y la batería vieja, entre otros requisitos) y el primero que llegue hace una lista y nadie te garantiza que te la vendan y las compañías no se comprometen con hacer listas, según dicen, evitan la corrupción.
Tratamos de encontrar otras soluciones con los dueños o gerentes de una distribuidora de baterías, ubicada en el centro-oeste de nuestra ciudad. Y no encontramos de ellos, respuestas amables, porque se ven en la “necesidad” (casi obligación) en tener que ofrecer unas pocas batería (si acaso 50 diarias) para satisfacer la demanda que es mucho mayor.
Con todo lo anterior, no estamos sugiriendo que los industriales, o comerciantes, sean necesariamente los culpables de la escasez. Lo que esto demuestra, es la gran necesidad de la concertación entre el sector gubernamental e industriales del país y otros, ya que las rejas no es la solución.
Dios le envió este mensaje al pueblo de Israel, pero aplicable hoy, a todo aquel que juegue con el dolor ajeno y se esté aprovechando del pobre, sea gobernante, industrial o consumidor y bien dijo el profeta: “Amargo será su fin” (Amós 8:10).
Pero el Salvador, nunca nos deja sin esperanza y a pesar de la situación de tiene Venezuela y/o el mundo, dijo: “Vienen días, en los cuales enviaré hambre a la tierra. No de pan, ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios” (Amos 8:11). Allí encontraremos todas las respuestas para pensar que pronto habrá un mundo mejor: La patria celestial.
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