Siento en mi ánimo, mucha gente sientelo mismo, que la semana recién concluida fue apocalíptica para Venezuela. Dios quiera mejore ese panorama. Me explico, el Apocalipsis es el último de los libros de la Biblia. Se calcula fue escrito en el año 90 después de Cristo. Su autor fue el discípulo predilecto de Jesús, el apóstol San Juan, quien vivió larga vida y murió en la isla de Patmos. Además de escribir su Evangelio, el más profundo, doctrinal y teológico de los cuatro, escribió también el Apocalipsis.
No es un libro recuento de la vida de Jesús, como los evangelios, es un libro de revelación, que es exactamente lo que significa Apocalipsis. Está escrito en un lenguaje misterioso, en términos propios de tiempos de persecución. Se escribe mientras el pueblo cristiano sufre gran persecución y martirio. Eso ha llevado a identificar apocalipsis con algo destructivo, que va a terminar, cuyo final está cerca. Pues bien, los días que vivimos en Venezuela parecieran tener ese sentido apocalíptico de finales de una era y de un mundo. “Esto se acabó”, dijo alguien hace varios días. Lo sucedido la semana pasada es tan grave y vergonzoso que es mejor poner punto final a lo que hemos vivido.
Veamos: Tres ex presidentes de países hermanos, muy vinculados a Venezuela, vienen y son insólitamente agredidos verbalmente por Maduro, antes de su llegada al país. El trato dado a esos ex presidentes durante su permanencia en Venezuela, obligó a sus respectivas cancillerías, a reclamar esa actitud. El señor José Vicente Rangel, por cierto, ¡oh cinismo¡ en su programa de televisión, califica esa visita de “evidente injerencia en los asuntos internos venezolanos”. ¿Cómo calificará Rangel la presencia cubana en Venezuela todo este tiempo?
Dentro de la misma semana pasada, se aprueba la Resolución N° 008610 del Ministerio de la Defensa, en la cual se autoriza el uso de armas de fuego contra manifestantes, violando flagrantemente el artículo 68 de la Carta Magna. Luego un ex escolta de mucha confianza del señor Chávez, quien también lo fue, después de la muerte de Chávez, del actual presidente de la Asamblea Nacional, lanza contra éste,acusaciones terribles de narcotráfico. Vergonzoso, doloroso como venezolano lo que se va sabiendo sobre este tema. Las respuestas, como siempre, son la descalificación del adversario, de los medios que publican la acusación y poco o nada se dice sobre el fondo del asunto. Y termina la semana con la detención arbitraria de directivos de una cadena de farmacias nacida en este estado Lara precisamente. Las colas que se hicieron allí parece que hizo sospechar al gobierno de una conspiración impulsada por esa cadena de farmacias. Sin embargo el gobierno no ve colas en abastos y mercados oficialistas. Superan con creces cualquier esfuerzo imaginativo. Esta es una Venezuela apocalíptica. Pero Apocalipsis también significa resistencia, esperanza, cambio, cuando el bien triunfe sobre el mal. Ese es el reto.