Colas hasta para descansar en paz

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Hace poco me acerqué a una funeraria para despedir de su jornada terrenal a un amigo. Cuando busqué el ataúd en una de las salas velatorias noté con sorpresa que ninguno pertenecía a la persona que buscaba. Creyendo estar equivocado, pregunté por el destino del extinto y me respondieron que estaba en “cola” mientras sepultaban a quienes allí comenzaban su sueño eterno.

Qué triste historia real. ¡Hasta para que entierren a un cristiano hay que hacer cola!
¿Cómo puede ser extraño entonces ver empujones y golpes por un pollo? Estamos humillados en la Patria. Hay colapso en las farmacias tras la llegada de un lote de pañales o medicinas. ¡El pueblo lo que tiene es hambre! gritan en cualquier lugar de estos.
Este articulista, ha captado situaciones irregulares en distintos automercados o boticas: Una dama apuñalada en una cola por jabón en un supermercado de la avenida Libertador; en un Pdval de Ruiz Pineda cientos de cristianos hacen cola esperando el artículo a desembarcar. Descomunales trifulcas en otras tiendas entre “bachaqueros” y gente honesta, humilde.

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Pero el ministro de Alimentación Yván José Bello Rojas negó con tremenda desfachatez, descarada y atrevidamente sinvergüenza, que existan colas por días para comprar comida, con esta coletilla: “Yo hago colas pero para asistir a un partido de béisbol”.
Es la felicidad suprema: Empellones, puños y voces para comprar la leche y el aceite.

¡Nadie nos salva. Lo que viene es feo! El presidente Nicolás Maduro no tiene un nivel de competencia mínimo en materia económica.
Diosdado Cabello, Maduro y su gente ya conocen a la perfección el conformismo del venezolano. Es decir, caos y desesperación por una bolsita de jabón y un pote de suavizante. Pero tenemos Patria.

Es la misericordia socialista. Venezolanos en perfecta fila india bajo la lluvia para comprar lo que llegue. Lo que hay es hambre. Casi tumban la reja en un abasto de asiáticos para comprar comida.

Miseria comunista. En todo el país son comunes las calamitosas condiciones que generan las colas, como dormir en la calle para comprar una batería de carro.

¡Reír o llorar? Vivimos como pordioseros. Mendigamos alimentos, mendigamos productos básicos, mendigamos medicinas, mendigamos pañales para nuestros hijos. En estos momentos mendigamos todo. Son los logros del socialismo, pero la gente está perdiendo la paciencia. Una chispa puede encender la violencia.

Saludos, camaradas y “camarados”…. un abrazo revolucionario.

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