La familia venezolana en estos momentos, destina el 57,1% de su ingreso solo para adquirir los alimentos, para lo cual deben invertir un monto de 3,5 salarios mínimos, mientras para acceder a la Canasta Básica que incluye los principales servicios básicos, se requieren 8,5 salarios mínimos.
Así lo dio a conocer el economista Oscar Meza, coordinador del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), quien señala que de mantenerse esta situación, una familia promedio de cinco personas, para finales de año tendrá que destinar cuatro salarios mínimos sólo para la adquisición de los alimentos.
Señala que para cubrir la Canasta Básica, que además de alimentos, incluye salud, vivienda, educación, vivienda, higiene y limpieza y servicios públicos básicos, se requieren ocho salarios mínimos.
El economista dijo estar de acuerdo con el ajuste en el precio de la gasolina, por cuanto lo que se paga en este momento, está muy por debajo del costo real, pero advierte que los recursos que se generen con el aumento de los combustibles, no se debe destinar a la ayuda de otros países. Asimismo indicó que los venezolanos deben emplazar al Gobierno a adoptar las decisiones necesarias para solventar la crisis que actualmente vive el país.
Aumenta la pobreza
Venezuela registra un aumento de la pobreza en tanto que se han estancado las acciones para incrementar los ingresos en América Latina, dijo un organismo especializado de la ONU en un informe.
El índice de pobreza en Venezuela pasó de 25 % en 2012 a 32 % en 2013, afirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que tiene su sede en Santiago de Chile.
Paraguay, El Salvador y Colombia tuvieron las mayores declinaciones en su índice de pobreza; sin embargo, la región en general logró escasos progresos debido a una desaceleración de las economías a causa de la crisis financiera global. Según la Cepal, 28 % de los habitantes de América Latina, o 167 millones de personas, viven en la pobreza.
Por decepcionante que parezca la tendencia, el panorama se ha agravado en Venezuela y otros países sudamericanos que tienen dificultades para sostener su gasto social en momentos de una aguda baja en los precios internacionales de las materias primas, como el petróleo.