Alfredo Castellano viaja media hora a La Habana dos veces por semana para escribir correos electrónicos en un centro de computadores que tiene un póster de Fidel Castro afuera y viejas máquinas adentro.
Como la mayoría de los cubanos, él no tiene internet en casa, pero sí muchas esperanzas de que esto cambie después de que Estados Unidos ofreciera apuntalar las telecomunicaciones, fuertemente controladas en la isla, como parte de una histórica distensión diplomática.
«Estoy muy emocionado porque serían muchos cambios. Lo que no se sabe es cuánto tiempo va tomar», dice a la AFP Castellano, de 28 años, después de enviar un saludo de cumpleaños a un amigo en Winnipeg, Canadá.
Con gorra de béisbol y camiseta sin mangas, este aspirante a guía de turismo se sienta frente a una pantalla en una sofocante sala de La Habana Vieja que tiene una docena de computadores que solo ofrecen servicio de correo electrónico.
Otros locales ofrecen conexión a internet pero a un costo de 4,5 dólares por hora, tres veces más caro que las estaciones únicamente de correo electrónico, en un país donde la gente gana apenas 20 dólares al mes, en promedio.
«La tecnología aquí está un poco atrasada», señala Castellano, quien hace 10 años estudió ciencias de la computación hace 10 años sin tener acceso a internet, y quien va a La Habana porque el servicio es demasiado lento en su suburbio.
«El pueblo está muy frustrado. Hay muchas cosas que nos sabemos por falta de internet», lamenta.
Cuba invita a empresas de EEUU
Los cubanos están hambrientos de información en un país donde apenas el 3,4% de los hogares tiene internet, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que suministra un cable de fibra óptica desde Venezuela.
Pero los cubanos han encontrado maneras de burlar los precios prohibitivos y las restricciones. Algunos se paran afuera de hoteles con teléfonos inteligentes para introducirse en las redes inalámbricas.
Otros compran horas de películas, programas de televisión y juegos de computador cargados en memorias USB que se venden en 20 centavos de dólar por cuatro gigabytes de entretenimiento.
Jóvenes genios de la computación han construido sus propias redes instalando routers (enrutadores) inalámbricos a través de La Habana para compartir películas y jugar entre ellos videojuegos en línea.
Este mes, Estados Unidos flexibilizó las restricciones autorizando a las empresas a exportar tecnología de telecomunicaciones a Cuba, tras el acercamiento anunciado el 17 de diciembre por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro.
Pero ¿cuándo llegarán las empresas de tecnología estadounidenses? — pregunta que se hace Castellano — es algo que las autoridades de Cuba y Estados Unidos no pudieron responder tras las históricas conversaciones de la semana pasada para la normalización de relaciones.
La negociadora jefe de Cuba, Josefina Vidal, indicó que su país está «dispuesto a recibir a compañías de telecomunicaciones de Estados Unidos para explorar posibilidades de negocios».
Pero la jefa de la diplomacia estadounidense para América Latina, Roberta Jacobson, dijo que Vidal se quedó corta en asuntos específicos y que los expertos de ambos países deberán sostener nuevas conversaciones.
Según analistas, las empresas creen que Cuba enfrenta varios desafíos: las autoridades pueden estar reticentes a autorizar demasiado acceso a la información, la compañía estatal de telecomunicaciones Etecsa puede resistirse a perder su monopolio, y el gobierno simplemente puede no tener fondos.
«Si Cuba realmente desea avanzar y Etecsa no desea impedirlo, todavía tienen el problema de que no tienen mucho dinero», dijo a la AFP Larry Press, profesor de computación de la California State University.
Cuba debe mejorar el acceso ahora mismo, pero también comenzar a prepararse para la tecnología de la próxima generación, que inevitablemente aparecerá en cinco años, agrega Press.
Cubanos quieren conectarse
Después de visitar Cuba en junio pasado, el presidente de Google, Eric Schmidt, dijo que la internet en la isla estaba «atrapada en los años 90» y que el embargo estadounidense haría «mucho más difícil» desplazar la infraestructura asiática.
Las autoridades controlan férreamente el acceso a internet, que está reservado a compañías, universidades e instituciones del gobierno. Unos pocos cubanos están autorizados para tener caras conexiones domiciliarias, mientras que algunos blogs de disidentes son bloqueados.
El gobierno incrementó ligeramente el acceso en junio de 2013, cuando Etecsa abrió un centenar de salas de «navegación», pero la gente prefiere conectarse en casa.
«Tengo limitaciones en mi negocio», dice Belkis Basail, de 45 años, quien maneja un hostal que abrió luego de las reformas de 2011.
Ella quiere tener internet para sus clientes y para crear una página web donde publicitar sus cuartos en el exterior.
Mientras espera en una fila para contratar el servicio de correo electrónico en su celular, ella dice que el acercamiento con Estados Unidos será bueno para los cubanos.
«Es mejor tener amigos que enemigos», afirma.