La ecuación económica es muy simple, los ingresos estimados por concepto de la renta petrolera para el 2015 están en el orden de los 15 mil millones de dólares. El servicio de nuestra gigantesca deuda externa está calculado en unos 11 mil millones de dólares y en el año 2014, Venezuela gastó 30 mil millones de dólares para traer comida al país y evitar que los venezolanos nos muramos de hambre porque sencillamente aquí ya no se produce nada gracias a las políticas de destrucción de la producción estimuladas por el gobierno de Hugo Chávez durante 15 años. Además, se deben considerar el gasto corriente para el funcionamiento de un mega-estado descomunalmente inoperante, el obligante gasto social para atender los sectores deprimidos y los gigantescos regalos a los países “hermanos” de la revolución. A todo este comprometido cuadro macroeconómico, debemos adicionar el aspecto más nocivo de todos: “el desfalco en corrupción”…
Las cifras no son nada alentadoras para un gobierno incapaz y manipulador, prisionero de un cada vez más agotado discurso “revolucionario”. La sintomatología social de calle se expresa cada vez con más virulencia. Las pasiones en las colas se exacerban con facilidad. Los militares maltratan y humillan a todo un pueblo que busca adquirir los productos de primera necesidad. Las penurias colectivas se hacen sentir a diario por todos los rincones del país, mientras el gobierno del Presidente obrero prepara el zarpazo de la gasolina para continuar estirando la arruga. El periplo mundial no dio los resultados esperados, porque nadie nos quiere prestar plata. Las medidas económicas no fueron tales y la memoria y cuenta no dio cuenta de nada. Un discurso cargado del desafiante revanchismo de siempre para culpar a terceros de sus propias limitaciones y torpezas, dibuja un escenario muy delicado que nos arrastra progresivamente hacia peligrosos caminos de confrontación social.
¿Estamos preparados para un todos contra todos?, ¿Quién tiene el suficiente liderazgo para detener las pasiones desbordadas?, ¿La clase política está en capacidad de controlar una situación de estallido nacional? ¿Los militares están dispuestos a asesinar al pueblo en masas ante un cuadro de este tipo? Vistos los escenarios pareciera que no. En tal sentido se hace obligante abrir el abanico del dialogo, en primer término dentro de los sectores democráticos y en segundo término con los factores gubernamentales en busca de un acuerdo mínimo de sobrevivencia y gobernabilidad. El país lo requiere.
El Gobernador Henri Falcón ha hecho un llamado nacional al diálogo y la concertación para enfrentar la crisis. En lo personal, tenía mis dudas en relación a la pertinencia de buscar ese acercamiento, dado el discurso pugnaz del oficialismo que busca permanentemente la confrontación para evadir responsabilidades. Analizando en profundidad la crisis y sus posibles consecuencias, entendemos como impostergable esa incesante búsqueda del acuerdo necesario…
Mis comentarios:
-Un afectuoso agradecimiento a la gente de Stanhome que nos acompañó en el novenario de mi madre, especialmente a Miriam Cáceres, María de Zerpa, Rafael Agüero, Elvia Espinoza, Lourdes de Gómez y familia, y a todas las vendedoras.
-Gracias a todos los amigos por sus palabras de aliento y buena voluntad…
Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre…(Proverbios 1:8)
Sergio Borgel