Eliécer José Viloria Aranguren (22) murió en manos de unos gatillos alegres, quienes pasaron en moto por la calle 17 del sector 3 de La Carucieña, al oeste de la ciudad, y le segaron la vida al joven trabajador.
Estaba con sus amigos
Eliécer, como a todo joven, le gustaba compartir con sus amistades. A las 9 de la noche del sábado se encontraba en la calle 17 de La Carucieña, afuera de su casa con unos cinco amigos más. Estaban conversando y pasando el rato.
Una patota de motorizados pasó por el lugar y al cabo de un rato dos motorizados más, que sin decir palabra alguna abrieron fuego contra el grupo de jóvenes.
Todos los que allí estaban lograron correr, pero Eliécer se encontraba de espalda. Cuando volteó no le dio tiempo de escapar del ataque de los motorizados, relató su hermano Erick Viloria.
Al menos seis proyectiles lo alcanzaron y le dieron en el pecho, brazos y piernas, haciendo que cayera malherido.
Los motorizados continuaron y los vecinos salieron al auxilio de Eliécer, a quien llevaron hasta el ambulatorio de La Carucieña, que tan solo está a una cuadra de lo sucedido.
La ambulancia se accidentó
El joven fue estabilizado y remitido en una ambulancia hasta el Hospital Central Antonio María Pineda. La unidad cuando iba en camino se accidentó, tardó 20 minutos en encender, tiempo valioso que hacía que los signos vitales de Eliécer disminuyeran, por lo que fue llevado hasta el seguro social Pastor Oropeza.
El joven ingresó con vida al centro de salud, pero al cabo de un rato falleció.
Sus familiares solo le informaron que estaba herido y que había sido auxiliado.
Ellos dieron vueltas por el ambulatorio, el Hospital Central y cuando llegaron al Pastor Oropeza a la medianoche, ya su ser querido había muerto, aseguró su hermano.
Era despachador
Familiares de Eliécer contaron que el joven se ganaba la vida como despachador es una compañía de envases plásticos ubicada en la avenida Florencio Jiménez. Allí tenía dos años laborando.
Era el segundo de seis hermanos. Una persona tranquila y trabajadora.
Aseguran que la víctima fatal, nunca había tenido problemas con nadie, ni tampoco los que allí se encontraban.
«Es común que por allá la gente esté echando tiros, es una zona roja, no existe patrullaje. Sólo llegan cuando ya pasa algo», exclamó una de las tías del joven.
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc comenzaron las investigaciones del caso. La versión que los sabuesos manejan es la misma aportada por la familia y ya están trabajando para dar con la identificación de los asesinos.
En la parroquia Yacambú
Yorbenny Rafael Gutiérrez Torrealba (21), caficultor, fue asesinado a 200 metros de su casa a las 11 de la noche del sábado, y sus criminales lo despojaron de su motocicleta. El homicidio se consumó en el caserío La Vega de Cuai, de la parroquia Yacambú, municipio Andrés Eloy Blanco.
Beatriz Torrealba, madre del joven, cuenta que a las 8 de la noche su muchacho fue adonde su novia, en su motocicleta negra y cuando regresaba fue interceptado por unos sujetos que, para despojarlo de su moto, le dispararon con una escopeta en la parte izquierda del pecho.
Dos disparos escuchó la mujer y al poco rato vecinos le avisaron que le habían disparado al tercero de sus cuatro hijos. Cuando la dama bajó no había nada qué hacer: ya no tenía signos vitales.
El caficultor deja huérfano de padre a un niño de 4 años y a una dama con siete meses de embarazo