El deseo de tener todo sin esfuerzo, rápido, nos lleva a cometer faltas en la vida, nos trae sufrimientos. Si aprendemos a esperar lo que nos corresponde, entonces tendremos menos dolores. Antes de los seis años, es normal que deseemos todo de manera inmediata porque carecemos de un pensamiento lógico, luego de esa edad deberíamos alcanzar otro estadio en el pensamiento y comenzar a ponernos en el lugar del otro, a razonar sobre lo que nos limita para acceder a bienes materiales o espirituales en un momento dado.
Es muy común ver a los chicos que desean vestirse con ropa costosa, verse bien sin tener que trabajar para lograrlo, no reflexionan de dónde sale el dinero que exigen y que despilfarran comprándose artículos costosos. Igualmente ocurre con el sexo, se tiene la necesidad fisiológica, el deseo e inmediatamente se quiere complacer al cuerpo y acceder a una relación sexual que no necesariamente conlleva amor, sino placer o satisfacción carnal. Así las chicas se embarazan, sin pensar en el futuro. ¿Cómo criaran ese niño?, ¿qué le pueden ofrecer si no tienen ni siquiera madurez para asumirlo? Ese ser va representar una carga para la familia, especialmente para los abuelos quienes deben asumir la inmediatez para satisfacer los deseos de su hija.
Asimismo, cuando no esperamos a tener un trabajo, a esforzarnos para adquirir un bien que deseamos y recurrimos a la trampa, la mentira o al robo para lograr eso que anhelamos. Muchos jóvenes se pierden en ese camino porque desean satisfacer su vanidad, sus gustos. Si trabajan, deben retrasar su deseo, por lo tanto roban para tenerlo de inmediato. Igual, con el uso de sustancias prohibidas que prometen felicidad. La droga tiene efecto inmediato, sin tener que esforzarse para revisar qué da alegría genuina.
La misión del hombre es controlar sus instintos, su conducta animal. Si no lo hace, se va de aquí sin haber aprendido lo elemental: ser pensante. Cuando domina lo negativo y reconduce su comportamiento hacia el bienestar de los demás, está siendo persona. Es nuestro reto. Si sucumbimos a los deseos carnales, materiales, placeres, vicios, sin detenernos a pensar en las consecuencias o nos apresuramos para tener en poco tiempo, lo que debe ser logrado con esfuerzo y sacrificios, estamos negando nuestra condición de homo sapiens.
Debemos inculcar a los niños que deben aprender a esperar y a trabajar con tesón para lograr lo que desean, establecer metas y proyectos de vida.