El nuevo rey de Arabia Saudí se movió deprisa el viernes al designar al ministro del Interior como segundo príncipe heredero, lo que lo coloca en el segundo puesto de la línea de sucesión, y prometió continuar con las políticas de sus predecesores en un discurso emitido en la televisión del país.
Las declaraciones del rey Salman bin Abdul-Aziz Al Saud se produjeron mientras el reino suní, rico en petróleo, comenzaba a llorar al rey Abdulá, que murió el viernes a los 90 años de madrugada tras casi dos décadas en el poder, aunque no asumió el cargo oficialmente hasta 2005.
El decreto real de Salman coloca al príncipe Mohammed bin Nayef en la línea para asecender al trono después del primer heredero, el príncipe Muqrin. Mohamed es hijo del hermano del rey Salman, Nayef. Como su padre, Nayef, que ostentó un poder formidable en Arabia Saudí hasta su muerte en 2012, Mohammed líder el poderoso Ministerio del Interior que supervisa a la policía, y ahora también ostenta el título de príncipe heredero.
«Seguiremos ateniéndonos a las correctas políticas que ha seguido Arabia Saudí desde su fundación», dijo Salman en el discurso recogido por la cadena estatal Saudi 2.
Además, Salman nombró a su hijo, el príncipe Mohammed, como ministro de Defensa. El príncipe, en la treintena, lideró la corte real de su padre cuando Salman era heredero y está entre sus hijos predilectos.
Además, el nuevo gobernante hizo una referencia indirecta al caos que afecta a Oriente Medio, donde el grupo extremista Estado Islámico controla sendos tercios de Irak y Siria.
«Las naciones árabes e islámicas pasan por una gran necesidad de solidaridad y cohesión», dijo.
Salman, de 79 años, había ido asumiendo tareas del rey en el último año conforme los problemas de salud de su predecesor y medio hermano, el enfermo Abdulá, lo dejaban cada vez más incapacitado
Se espera que Abdulá sea enterrado el viernes por la tarde tras un funeral en la mezquita del imán Turki bin Abdullah en la capital, Riad.
Líderes de todo el mundo expresaron sus condolencias.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que «siempre fue sincero y tuvo el valor de sus convicciones». En su comunicado, el presidente añadió que su «firme y apasionada creencia en la importancia de la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudí para la estabilidad y seguridad en el Medio Oriente y otras regiones» formarían parte del legado de Abdulá.
El presidente de los vecinos Emiratos Árabes Unidos, el jefe Khalifa bin Zayed Al Nahyan, dijo en un comunicado que Abdulá «con generosidad, dio mucho a su pueblo y su nación», mientras que el presidente egipcio Abdel-Fattah el-Sissi dijo que «el reino saudí y la nación árabe han perdido a un líder de entre sus mejores hijos».
Salman era ministro de Defensa desde 2011. Eso le convirtió en responsable del ejército cuando Arabia Saudí se unió a Estados Unidos y otros países árabes para lanzar ataques aéreos en Siria en 2014 contra la milicia Estado Islámico, un grupo armado suní al que el reino empezó a considerar una amenaza para su propia estabilidad.
El nuevo rey toma el mando en un momento en el que el reino musulmán ultraconservador, una gran potencia petrolífera, intenta gestionar las presiones sociales de una pujante población joven _en torno a la mitad de sus 20 millones de habitantes tiene menos de 25 años_ que busca empleo y pone a prueba los límites a la libertad de expresión en internet, donde abundan las críticas a la familia real.
La salud de Salman ha sido una fuente de preocupación. El monarca ha sufrido al menos una apoplejía que limitó el movimiento de su brazo izquierdo.