Padres desesperados lamentan que ninguno de los tres ascensores del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga estén en funcionamiento, situación que afecta el tratamiento de pacientes infantiles y limita a los especialistas en sus labores.
Flor de Ruiz es madre de una niña de 6 años de edad, quien se encuentra recluida en el área de trauma shock y su movilidad es delicada, puesto que sufre de quemaduras en partes de su cuerpecito. La madre de la menor manifiesta que según comentarios del médico tratante debería ser curada en quirófano, pero subirla en brazos complicaría su cuadro clínico.
Ruiz no se queja del trabajo del personal del hospital, por el contrario agradece la ética, disposición y amabilidad de los médicos y enfermeras. Sin embargo, piensa que de no existir esta limitante su hija tendría una evolución más rápida.
Según comentan los familiares de pacientes infantiles, apostados en el estacionamiento del centro médico, ya van cinco meses sin ascensores y temen que esto le cueste la vida a los infantes, con delicado estado de salud.
Adán Noel permanece en el área externa del pediátrico, porque allí está hospitalizado su hijo de tres días de nacido. El pequeño nació con una infección pulmonar y debe ser tratado.
Se encuentra hospitalizado en la planta baja del edificio, pero le han comentado que pronto lo subirán a una habitación.
Le complace saber que pronto gozará de buenas noticias, al tiempo que le preocupa pensar que su esposa, recién dada a luz, y también con delicado estado de salud, deba subir las escaleras del pediátrico para atender a su hijo. Comenta que se le pueden desprender los puntos de la intervención.
Otros familiares que prefirieron resguardar su identidad, manifiestan que sus hijos y sobrinos, incluso con vías puestas y recién intervenidos, han sido subidos o bajados en brazo por personal del pediátrico y/o familiares.
Refieren que para ellos no es sacrificio alguno, ya que lo importante es el tratamiento del menor. Sin embargo, les preocupa que esto los afecte o que los niños sufran.
Enfermeras y personal obrero también deben soportar las calamidades de no tener en funcionamiento el ascensor, puesto que la comida, carrito de basura y otros aparatos, como aires acondicionados, deben ser subidos por las escaleras que, irónicamente, se han convertido en el punto de encuentro de quienes en el pediátrico se encuentra, por razones familiares o laborales