Analistas económicos calificaron este jueves como insuficientes para conjurar la crisis económica que sufre Venezuela los anuncios del presidente socialista Nicolás Maduro, quien además encomendó el país a Dios en su mensaje ante la Asamblea Nacional.
Golpeados por una inflación de 64%, penuria de alimentos y medicinas, un año con caída del PIB, desplome de los precios del petróleo –fuente excluyente de divisas para importar comida– y un déficit fiscal de mas de 20% del PIB, los venezolanos aguardaban desde hacía semanas los anuncios económicos prometidos por Maduro y postergados varias veces.
Pero en un mensaje de tres horas por cadena nacional de televisión, el presidente finalmente ratificó el actual sistema de cambios múltiples con control del Estado, y volvió –como desde hace más de un año– a decir que debe estudiarse un aumento del precio de la gasolina, cuyo subsidio cuesta 12 millardos de dolares anuales, pero sin precisar fechas ni porcentaje de aumentos.
El economista y encuestador Luis Vicente León escribió que «dada la magnitud de la crisis y los embates de la inflación y escasez, los anuncios compensatorios lucen insuficientes para reenamorar masas».
Para el economista Jesús Casique, la prolongada alocución de Maduro fue «demagogia, populismo» y muestra que está «desconectado del entorno económico».
Encomendarse a Dios
Maduro hasta hace unos días insistía en que el valor justo del barril de petróleo era de 100 dólares, e incluso realizó una gira a comienzos de enero por países productores tratando de coordinar medidas para recuperar los precios y de conseguir financiamiento.
Pero en su mensaje del miércoles el presidente socialista pareció haber cambiado su percepción del mercado de crudo: «El petróleo nunca volverá a los 100 dólares, pero Dios proveerá. Jamás le faltará (nada) a Venezuela», dijo.
Aquella frase, «Dios proveera» fue el detonante para que los venezolanos den rienda suelta este jueves a su humor caribeño en las redes sociales.
La caída del crudo (que aporta 96% de las divisas) agudizó la severa crisis de abastecimiento de Venezuela, donde faltan uno de cada tres alimentos básicos y más de la mitad de las medicinas e insumos de salud, según la cámara farmacéutica.
El gobierno acusa de esta crisis a una declamada guerra económica de la que responsabiliza a la oposición, a grupos golpistas, y a las mafias del contrabando, que aprovechando el diferencial cambiario se llevan los alimentos a Colombia.
La oposición y los analistas, en cambio, dicen que la falta de alimentos obedece a las deudas del gobierno con los importadores, a la falta de dólares, a la ineficiencia de los sistemas de control y a la corrupción.
Vivir en la fila
Sea cual sea la causa, la población se ve obligada a recorrer a diario, desde la madrugada incluso, varios supermercados y comercios en búsqueda de pollo, carne, leche, azúcar, aceite, café, harina de maíz, pañales, detergente, condones, anticonceptivos, analgésicos o papel higiénico.
Ello lleva a que regularmente se formen filas de muchas horas de espera en centros de venta de alimentos, en especial cuando se informa de la llegada de productos básicos a precios regulados.
Incluso algunas de las cadenas de supermercados estatales (expropiados años atrás a grupos privados) comenzaron a limitar el acceso de la población a sólo dos días por semana, según el último número del documento de identidad.
La escasez y el malestar por las largas colas se han traducido incluso en algunos casos aislados de violencia, tumultos y hasta algún saqueo de tiendas.
Tal escenario de carencias ha derrumbado la popularidad del presidente Maduro, que según encuestas apenas supera 22%. Además, 68% de los venezolanos considera el desabastecimiento como el principal problema del país, incluso por encima de la alta criminalidad.
A la caída de la popularidad en las encuestas se suman las críticas que comienzan a emerger desde distintos sectores chavistas. La agrupación Marea Socialista ha tomado una línea muy crítica respecto de Maduro, al igual que Jorge Giordani, ministro de Planificación de Chávez durante casi 14 años.
Frente a eso, Maduro se mofa de las encuestas –la última vez en su mensaje del miércoles ante la Asamblea Nacional– y pronostica que arrasará en las legislativas del último trimestre de 2015.
Y a diferencia de otros países donde se reivindica la subordinación militar al poder civil, Maduro destaca cada vez que puede la «unidad cívico-militar», y subraya el respaldo al gobierno de las modernas y ultra bien equipadas fuerzas armadas venezolanas.