José Luis Medina Gil, de 35 años, tenía 12 años trabajando como escolta y desde hacía tres años lo hacía en Cristal Central. La mañana de ayer, al parecer, había visto a unos sujetos sospechosos, por lo cual dio parte al jefe de Polilara de la zona, para que estuviesen atentos ante cualquier situación.
Posteriormente, salió a desayunar, sin su compañero de labores. Cuando estaba en la puerta, fue interceptado por dos sujetos, quienes intentaron despojarlo del arma que portaba, una pistola Glock, nueve milímetros.
Los delincuentes le dispararon a quemarropa, en el brazo, por un costado y en el tórax, con un revólver calibre 38 milímetros. El ahora occiso, logró herir en la pierna izquierda a uno de los delincuentes, de 17 años de edad, mientras que su compañero, Robert José Pérez Vargas, de 19 años, lo arrastró hacia la calle 45.
Ahí se metieron en una casa blanca, en construcción, donde visualizaron a una comisión de Polilara e inmediatamente le dispararon, generándose de esa manera, un intercambio de disparos, en el cual resultaron abatidos los dos antisociales.
“Se escucharon muchas detonaciones. Nosotros nos asustamos, porque había muchas personas, ya que hay una construcción y los obreros esperaban para entrar a laborar mientras tanto, comían empanadas en un kiosco que hay en el lugar”, comentó uno de los vecinos del lugar.
A Medina Gil lo trasladaron al ambulatorio del Sur, de allí fue remitido al Centro Clínico Oncológico, donde llegó sin signos vitales. Entre tanto, al menor de edad que quedó herido, lo llevaron al Hospital Central Antonio María Pineda, y a las 9:30 am, cuando iba a ser intervenido quirúrgicamente, murió.
Al sitio del suceso se apersonaron funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Lara, acompañados por la fiscal décima del Ministerio Público, quienes hicieron las investigaciones de la escena del crimen, además de la planimetría. Polilara resguardó los alrededores.
Excelente persona
Cuando los uniformados del Cicpc fueron a buscar el cadáver de Medina Gil, sus compañeros esperaban afuera. En sus rostros se expresaba la tristeza que los invadía en el momento, incluso, muchos dejaron correr sus lágrimas.
Una de las hermanas del fallecido expresó su indignación: “¡No, esto es mentira! ¿por qué?… hermanito mío… él no está muerto. Qué dolor tan grande, sáquenlo de ahí; no lo dejen solo”, decía.
Dos compañeras de labor, de una empresa en la cual laboró anteriormente, se acercaron a la morgue del Hcamp, a acompañar a los familiares en su dolor. “Era excelente persona, muy buena gente. Bochinchero como él solo, no merecía lo que le pasó (…) era muy sociable, parecía el escolta hasta del que limpia”, recordaron.
“Él viajaba todos los días en su moto desde Yaritagua hasta Barquisimeto para su trabajo”, explicó el hermano, Franklin Medina, quien además hizo memoria que era la primera vez que el menor de los ocho hermanos pasaba por una situación de peligro, “mas no la familia, porque hace tres años mataron a un cuñado que era funcionario de Poliyaracuy. Se llamaba Carlos Mota”.
El hoy occiso deja dos hijos menores de edad, con quienes residía en el sector 4 de Sabanita de Yaritagua, Yaracuy.
“Al menos no quedó impune, porque a muchos asesinan y ni siquiera saben quién fue. ¿Cuántas personas no pasan por esto? Para qué pedir justicia. La verdad es que no sé como llamar a lo que le pasó a mi hermano que quedó muerto al lado de dos delincuentes”.
Medina lamentó la situación de inseguridad que su juicio vive Venezuela. “Se nos escapó de las manos, es una zozobra que pasamos todos los días en las calles, donde no se ven los policías”, recalcó.
Iba a ver a la novia
Al otro extremo de la morgue se encontraban los familiares del menor de edad, quienes aseguraron que el joven era estudiante del cuarto año de bachillerato en el Liceo Iribarren, ubicado en la avenida San Vicente, al oeste de Barquisimeto.
“Él se iba a ver con la novia, quien tiene seis meses de embarazo. El Gobierno lo mató por andar en una moto porque cuando llegaron comenzaron a disparar pensando que cargaba algo y no les dio tiempo de nada”.
Según ellos, quienes no quisieron identificarse, el occiso jugaba fútbol en el barrio Brisas del Aeropuerto, donde residía junto a sus tres hermanos mayores.
Pasadas las 11:00 a.m., a la sala de Anatomía Patológica del Hcamp, llegaron dos jóvenes con camisa marrón del liceo, quienes, al confirmar la noticia, expresaron con llantos y gritos su dolor.
