El gobierno, junto a la lucha política por alcanzar el triunfo en las legislativas, tendrá al mismo tiempo que hacer frente a la nada fácil condición económica. El año ha comenzado con una agudización de la escasez y las consecuentes colas, ya sea por acaparamiento, ineficiencia económica, por lo que sea, pero son reales, no son virtuales, ni las colas ni los razonables enojos. La escasez ha superado a la violencia como tema central de los venezolanos, sin que esta última haya menguado, por el contrario aumentado. Al tiempo que algunos personeros del gobierno pretenden seguir negando esta realidad, como si nada pasara, como si todo fuera invento de la oposición, de los medios de comunicación o del imperialismo yanqui, sectores de la oposición “juegan con candela”, tratando de capitalizar el enojo, propiciando brotes de violencia, lo que ya se ha demostrado le puede ser contraproducente, no solo a ellos sino a todo el país.
Solo recordemos que el Caracazo de 1989 no se dirigió contra el gobierno, sino contra los acaparadores y especuladores, ahora sumemos la mayor polarización social y que lamentablemente las bandas delictivas están mucho más organizadas, lo que generaría una situación incontrolable, un caos mayor, dirigido, fundamentalmente, contra sectores considerados como pudientes y poseedores de riqueza, pero también puede acrecentar niveles de ingobernabilidad que propicien el golpe militar, cuya tendencia y signo nadie podría predecir. Y en esta supuesta- y deseamos negada- situación, tendríamos un gobierno-que a diferencia de 1989- no arremetería contra los sectores populares.
Además los contextos violentos producen temor generalizado en la población y electoralmente provocan la abstención, que perjudica más a la oposición que al gobierno. Las experiencias históricas demuestran que la abstención favorece a quien está en el poder, en este caso el presidente Maduro cuenta con un 30% más sólido y más hegemónico que el de la oposición. Por lo que el gobierno podría jugar a la abstención mientras que la oposición debe buscar la mayoría de votos.El gobierno se ha beneficiado de los errores de la oposición y con todas sus debilidades el Presidente Maduro tiene un 30% de la aprobación, más o menos el mismo porcentaje de la oposición y un elemento nada desdeñable: tiene el poder y los medios para la propaganda electoral.
Este es un año en que el gobierno frente a la crisis podrá tomar medidas de devaluación de la moneda, mayores endeudamientos- como ya lo estamos viendo- para financiar el gasto público y financiar un mayor gasto social que le permita conseguir el apoyo de parte de ese 40% de indecisos yademás podría producirse el aumento paulatino de la gasolina. Esta última medida, aunque es racional y aprobada por las mayoría de venezolanos, sus efectos colaterales pueden impactar en las elecciones del 2015 y por ello puede ser rezagado para el 2016.
Evidentemente la economía no va a crecer de un año a otro, los cambios estructurales son a mediano y largo plazo, pero el gobierno tiene que dar señales claras de estos cambios, al tiempo que debe confrontar a la especulación y a los acaparadores y darle coherencias a las políticas económicas, tarea nada fácil sin el liderazgo de Chávez, con cada vez menos recursos petroleros y más gastos sociales. En conclusión, no se ve nada fácil el panorama económico, político, y social en Venezuela para el 2015. Continuará…
