Desde el pasado mes de diciembre, trabajadores del llenadero Jacinto Lara, administrado por la Gobernación del estado Lara, a través de Hidrolara, mantienen paralizadas las actividades por el incumplimiento de varios pagos.
Esta acción perjudica intensamente a más de 400 comunidades de la ciudad ubicadas en la zonas oeste, norte y parte de Bobare, que no tienen acceso al agua potable por medio de tuberías, por lo cual se han originado reiteradas protestas durante las primeras semanas de 2015, para exigir soluciones al respecto.
Mientras no exista un acuerdo entre las partes, las familias seguirán siendo las más afectadas, lo cual genera mucha preocupación porque les cuesta realizar las labores domésticas: lavar, limpiar, cocinar, entre otras necesidades básicas.
El ingeniero Jean Moreno, presidente de la hidrológica, lamenta la situación que están atravesando los habitantes de los distintos sectores, pero asegura que el equipo está haciendo lo posible por restablecer el servicio de los 80 camiones cisternas de las empresas privadas, debido a que las cinco unidades pertenecientes a Hidrolara están inoperativas por falta de cauchos.
Cabe destacar que el Ejecutivo regional se encuentra negociando un aumento con el grupo de cisterneros, pues ellos plantearon un aumento del 160 % para reactivar las labores, lo cual requeriría una inversión, mínima, de más de 200 millones de bolívares fuertes para cumplir con dicho requerimiento, pero según Moreno, la institución no está en la capacidad de aprobar la solicitud por el déficit presupuestario que enfrenta.
Se pudo conocer que tras varias conversaciones los solicitantes disminuyeron la cuota a 140%, sin embargo para el titular del despacho las exigencias siguen siendo altas.
En tal sentido, el pasado viernes, el gobernador Henri Falcón propuso un incremento entre 40%, 50%, y 75%, y hasta la fecha los trabajadores no han aceptado la oferta.
El representante del organismo regional dijo que van a fijar controles para evitar la proliferación de llenaderos clandestinos, porque “son sitios sin permiso, ni regulados por la hidrológica”, destacó Jean Moreno.
Reiteró que el uso quizá es autorizado para el área de la construcción o agrícola, pero jamás para el consumo humano, por cuanto pudiera tener sus repercusiones en la salud.
Trabajadores del llenadero San Juan, que suministran agua a diferentes sectores del oeste y norte de la ciudad, entre estos, las comunidades El Carmen, Pavia, Bobare, Carorita y Valles de Uribana, expresan la crisis que atraviesan por la falta de repuestos para sus unidades, situación que les impide cumplir regularmente con las rutas asignadas por la Alcaldía del municipio Iribarren, para abastecer los hogares.
Eugenio Jiménez, aseveró que los conductores de los camiones cisternas sufren un calvario para conseguir cauchos, y en caso de que lo hagan los precios son inalcanzables. La misma preocupación surge por las piezas mecánicas originales y genéricas. No consiguen de ningún tipo, por eso se ven obligados a paralizar los vehículos por varios días.
Además, cada cierto tiempo deben cambiar los cinco metros de la manguera de gravedad y los otros 15 metros de la manguera de moto bomba, pero ante los altos costos que registran en el mercado, se les hace imposible adquirirlas, por eso recurren a los remiendos para intentar aumentar la vida útil de los tubos.
Cuando los cisterneros no pueden prestar el servicio por alguna falla, la coordinación envía a los avances hasta los sectores populares.
Cuando Hidrolara raciona el vital líquido hacia la zona sur, los días lunes, miércoles y viernes, los choferes sufren las consecuencias, porque no pueden llenar los tanques, ni tampoco distribuir los litros de agua entre las familias que esperan ansiosas.
Alexis González señaló que el grupo constituido por 180 conductores, madruga para cargar las unidades, porque después de las once y media de la mañana, es imposible, las tuberías “escupen” pocas gotas de agua, motivo por el cual interrumpen la jornada de trabajo.
“A duras penas podemos hacer dos viajes” reiteró el entrevistado, tras indicar que algunas barriadas se quedan sin vital líquido.
Grandes proyectos
Las vías de la ciudad colapsan cada vez que los habitantes de algún sector deciden protestar, por eso la Hidrológica va a desarrollar el proyecto de perforación en Bobare, parroquia Agüedo Felipe Alvarado, con el fin de incorporar 50 litros de agua por segundo.
De igual modo, está en planes la puesta en marcha de la tercera línea de Atarigua.
Las obras en las comunidades, a través del presupuesto participativo también son prioridad, por lo tanto 120 serán las beneficiadas.
La urbanización Aves de Yucatán sin garantías
Jean Moreno, afirmó que el urbanismo situado al norte de la ciudad, Aves de Yucatán, no tiene garantías de recibir el servicio por parte de Hidrolara, porque ya las casas existen, sin embargo están brindando asesorías para que el Ejecutivo Nacional, resuelva.
