En pleno furor de la escalada y luego de aguantar todas las cargas posibles, Juan Murillo tomó impulso en los últimos metros de la octava etapa para entrecruzar abrazos con el monumento en el Cerro de Cristo Rey en Capacho y declararse así como el vencedor de los recios 117 kilómetros correspondientes a la octava etapa de la Vuelta al Táchira y aumentar así a 13 segundos la diferencia sobre el merideño José Rujano, quien fue su escolta, mientras Carlos Galvis hacía suya la tercera plaza, orden que se repite en el casillero general individual.
El oriundo de San Cristóbal, que despeja dudas y abre camino al título definitivo, superado el terreno llano de los 86 primeros kilómetros de la porción, en la parte final se enfrascó en un cerrado duelo con José Rujano en la trepada hacia Los Cacaos y luego el remate final donde pudo celebrar alborozadamente su conquista parcial. En todos los tercios de la lidia, Carlos Galvis estuvo entreverado, pero sin los arrestos necesarios para intentar una sacudida que le favoreciera en sus pretensiones de retener la corona.
La jornada se cumplió con un par de decorados. El primero de ellos en lo plano con José García (Gobernación de Yaracuy) en plan estelar porque al formar parte de una fuga, tomó los puntos necesarios para desplazar al barinés Jhoan Báez en el liderato de la modalidad. Después la intensidad del terreno escarpado con un trío de estelaristas: Murillo, Rujano y Galvis, es decir, una buena parte de lo más grueso del ciclismo nacional, quienes recibieron los aplausos y los vivas de los capachenses ubicados a lado y lado de la vía en los tres últimos kilómetros de lucha en una escena al estilo de las pruebas europeas.
Primer decorado
Salido de la garganta de la ciudad de San Antonio del Táchira, el pelotón enfiló raudo hacia la ciudad de Ureña para cumplir con un circuito de 86 kilómetros entre las dos ciudades y disputa de cuatro puntos intermedios.
Al vamos, Alexander Gómez quiso andar en solitario, pero rápidamente sintió las fuerzas depredadoras del gran paquete. Superado este vano primer intento, el cuarteto de Jonathan Monsalve, José García, el ruso Dimitril Strarhkov y el italiano Eugert Zhupa tomaron la vanguardia de la carrera. Monsalve aprovechó esa primera opción para meter en sus alforjas el primer premio intermedio del día.
Un poco más adelantes desde atrás saltaron cinco pedalistas, entre ellos José García, Isaac Yaguaro y José Piñero, quienes en ese mismo orden facturaron a su favor los esprints siguientes. Ese vagoncito de nueve pedalistas alcanzó a tomar en la fuga distancia de 1:45 que fue lo máximo, porque luego, desde atrás, las fuerzas envolventes del pelotón, encabezado por las piezas de Gobernación de Mérida en pro de su líder José Rujano.
Trío estelarista
El primer y último gran estironazo al pelotón lo ejecutó José Rujano apenas rebasó la alcabala de Peracal para comenzar la trepada. El centenar de pedalistas en liza, apiñados en el gran pelotón, se estiraron como un acordeón y a sentir las punzadas de la cuesta, rápidamente quedaron fraccionados en dos partes y un poco más arriba, con paso mayor, apenas tres contendientes, Murillo, Rujano y Galvis, quienes fueron los ejecutantes.
Rujano quiso llevar la carrera a su ritmo, como un gran combatiente se despegó varias veces de Juan Murillo, quien, impertérrito soportó todas las cargas para salir airoso. Galvis, también de la terna de punta, en Los Cacaos, en la disputa del premio de montaña se adelantó unos metros para ser primero, Rujano era segundo y en Cristo Rey repitió la posición para alimentar de esa manera su condición de rey de la montaña, título que seguramente celebrará en el podio final del día domingo.
Para el sábado, la fracción penúltima –novena-, en distancia de 138,4 kilómetros entre El Piñal y Casa de Padre. Una primera parte llana de unos 120 kilómetros y un cierre de jornada sobre terreno recio con pendientes que oscilan entre el cuatro y catorce por pendiente. En lo llano, cuatro esprints, dos ellos bonificables , además delos puertos montañosos de categorías B y A.